Los socorristas aceleraban la titánica búsqueda de supervivientes tras el poderoso terremoto que golpeó Ecuador cuando escucharon una voz que llegaba desde detrás de un muro de hormigón de un pequeño centro comercial. El terremoto según un último balance dejó más de 620 muertos, más de 2,000 heridos y una estela enorme de destrozos en la costa sur del país. Pero afortunadamente también dejó historias de supervivencia que merece la pena conocer.
Tres personas se encontraban atrapadas entre los escombros de una galería comercial y pese al transcurso de cinco días aún continuaban con vida. Los bomberos apenas podían creerse que hubiera supervivientes después de dos días sin que apareciere nadie vivo.
Las labores de rescate fueron complicadas, habían quedado atrapados entre muros de concreto de gran grosor. Con el corazón en un puño los bomberos comenzaron hacer uso de sus hachas mientras trataban de insuflar ánimos a los supervivientes.
Unas horas más tarde los bomberos pudieron romper el muro y las tres personas pudieron respirar aliviadas ante la multitud de periodistas y familiares que se habían enterado del milagro que se ocultaba tras los gruesos muros de hormigón. Una de las mujeres rescatadas alertó rápidamente a los operarios.
-Allí bajo quedan cuatro personas más-exclamó casi sin aire la pobre mujer que no podía dejar de pensar en el sufrimiento que debían estar pasando aquellas otras personas. Sus dos acompañantes, un hombre y una mujer apenas podían respirar y se hallaban cubiertos de cal.
Esas cuatro personas atrapadas hubieran sido los últimos supervivientes de esta horrible tragedia, pero desgraciadamente ya estaban muertos para cuando fueron encontrados. Esas pobres gentes se encontraban comprando material escolar para sus hijos en el pequeño centro comercial de Tarqui cuando la tierra comenzó a rugir.
Un par de días antes los bomberos habían logrado rescatar del Royal Hotel de Pernales a un niño y a un adulto que habían quedado atrapados en la segunda planta del hotel. Un periodista aprovechó los momentos de máxima tensión para grabar un vídeo de apenas 30 segundos que se ha hecho viral en Ecuador y en media América.
En él vídeo se observa como el hombre queda atrapado en la pequeña franja que lograron hacer los bomberos con un hacha. La apertura parece no ser suficiéntemente ancha y quedan sus piernas en la segunda planta, mientras que su cabeza, sus brazos y su abdomen quedan suspendidas en el aire.
El riesgo estribaba en que se pudiera fracturar los huesos de la pelvis pero finalmente salió ileso. Casi sin tiempo para disfrutar por su liberación aquel buen hombre se afanó en explicar dónde debían trabajar para rescatar a un niño que también había quedado atrapado. Afortunadamente en esta ocasión también se le pudo rescatar con vida.
Son alguno de los escasos rescates que se han podido realizar tras el devastador terremoto, los bomberos han trabajado a destajo pero en la mayoría de lugares a los que llegaban ya no quedaba nadie con vida a quien rescatar.
Fue el cuerpo de Bomberos de Quito, que se trasladó a Manabí (provincia en la costa oeste) para colaborar en la búsqueda de supervivientes quién halló a los tres últimos supervivientes. “Tras varias horas de intenso trabajo, 3 personas rescatadas con vida de entre los escombros en Tarqui”, apuntaron los bomberos en su cuenta de Twitter. El mensaje estaba acompañado de fotografías en las que aparecen los uniformados sacando a un hombre y dos mujeres de entre los escombros.
Desde la capital ecuatoriana y otras ciudades del país salieron camiones cargados de ropa, útiles de aseo, medicinas y alimentos para las víctimas. La ayuda llegó de decenas de países pero como casi siempre en estos casos, lo más complicado es que las autoridades sepan destinar correctamente el material que llega. Pese a que han cesado las labores de búsqueda de supervivientes, continúa llegando maquinaria que servirá para retirar los restos de edificios y casas que se derrumbaron.
Hace unos pocos días, en el puerto de Manta, un popular balneario de esa provincia, Verónica Paladines escarbaba entre los escombros del hotel donde trabajaba su esposo. “Hacía (trabajos de) pintura, se fue a descansar aquí abajo cuando pasó eso”, relata a la AFP esta mujer de 24 años, antes de deshacerse en lágrimas al hablar de su marido. A escasos cien metros una mujer de nacionalidad colombiana llora por la muerte de su hijo de 12 años. Se encontraba junto a su padre cuando el brutal sismo. De su marido no sabe nada. A su hijo lo encontró muerto en el mismo lugar dónde ahora llora desconsolada junto a un pequeño ramo de rosas.