A Dilma le
dieron un golpe de estado muy bien orquestado y lo que más me llama la atención
de todo esto es el escaso seguimiento que se le ha dado al caso. Si en vez de
ser una mujer de izquierdas fueran un varón de derechas se estaría hablando en
todo el mundo de una infamia, de un golpe atroz y repugnante.
Pero la
prensa lo considera algo normal, y van más lejos, ahora tiene que caer el
gobierno de Venezuela. Pocos comentan que hace menos de un año ganó las
elecciones generales con amplio margen sobre la derecha elitista brasileña.
Pocos dicen
que gozaba de un gran apoyo popular, no sólo de los más pobres sino también de
la incipiente clase media brasileña.
Todos hablan
de los casos de corrupción, del elevado gasto social, de la inflación. Sin
recordar que cuando gobernaba la derecha en los noventa la inflación era más
alta, y las tasas de desempleo y pobreza extrema desorbitantes en comparación
con las que hay ahora en Brasil.
Tras doce
años de gobierno de izquierdas, Brasil es un país de progreso, lidera el
crecimiento de Sudamérica y es escenario de grandes eventos deportivos y
culturales. Como los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol, eventos que
fueron un éxito. Tanto por la organización, como por el aumento del turismo y
por la implementación de servicios públicos.
Curiosamente,
uno de los peores hechos que se han producido durante las tres últimas
legislaturas ha sido la tala indiscriminada de árboles, que reduce la selva
amazónica a pasos alarmantes.
De eso
apenas se habla, a la prensa le molesta más el elevado gasto social y el
aumento de impuestos a multinacionales que la tala de árboles.
A Dilma se
le reprocha ser tan considerada con los más necesitados y se le exime de no
cuidar el Amazonas. Un indicio más de la falta de humanidad de los golpistas
brasileños.
En la
apertura de los Juegos Paralímpicos cien mil personas que llenaban Maracaná
abuchearon y pitaron al presidente golpista que ha derrocado a Dilma por la
fuerza. No eran unos pocos, eran la gran mayoría de los asistentes.
Pero al
nuevo presidente le da igual, el va a gobernar pese a tener a más del 60 % de
la población en contra suya.
Los golpes
de estado son legales y morales siempre que se realicen para derrocar gobiernos
democráticos de izquierda, y para implantar gobiernos de derechas.
Así ocurrió
en el chile de Salvador Allende, en la República Dominicana que usurpó
Trujillo, o en la España republicana que eliminaron los fascistas a sangre y
fuego.
Hay muchos
más casos, como el gobierno de Lugo en Paraguay o el gobierno de Honduras de
hace 6 años.
El próximo
podría ser el de Maduro o el de Tsipras, la Unión Europea y la derecha
reaccionaria latinoamericana harán lo indecible para arrebatarles el poder
mediante la fuerza bruta.
Y es que ya
se sabe, lo que la derecha neo liberal no consigue con las urnas lo consigue a
sangre y fuego. No son demócratas, son fascistas de tomo y lomo.
Hace poco
leí un tuit de un sujeto que decía lo siguiente: Neves, eres un fascista,
Leopoldo cabrón, púdrete en la cárcel, hijueputa.
No me gustan
los insultos, pero si es verdad que hay personas que merecen ser insultadas por
sus malas artes, estos dos sujetos han hecho méritos suficientes para ser
odiados mundialmente.