lunes, 31 de octubre de 2016

El golpe de Estado contra Dilma fue una infamia.

A Dilma le dieron un golpe de estado muy bien orquestado y lo que más me llama la atención de todo esto es el escaso seguimiento que se le ha dado al caso. Si en vez de ser una mujer de izquierdas fueran un varón de derechas se estaría hablando en todo el mundo de una infamia, de un golpe atroz y repugnante.

Pero la prensa lo considera algo normal, y van más lejos, ahora tiene que caer el gobierno de Venezuela. Pocos comentan que hace menos de un año ganó las elecciones generales con amplio margen sobre la derecha elitista brasileña.
Pocos dicen que gozaba de un gran apoyo popular, no sólo de los más pobres sino también de la incipiente clase media brasileña.

Todos hablan de los casos de corrupción, del elevado gasto social, de la inflación. Sin recordar que cuando gobernaba la derecha en los noventa la inflación era más alta, y las tasas de desempleo y pobreza extrema desorbitantes en comparación con las que hay ahora en Brasil.

Tras doce años de gobierno de izquierdas, Brasil es un país de progreso, lidera el crecimiento de Sudamérica y es escenario de grandes eventos deportivos y culturales. Como los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol, eventos que fueron un éxito. Tanto por la organización, como por el aumento del turismo y por la implementación de servicios públicos.

Curiosamente, uno de los peores hechos que se han producido durante las tres últimas legislaturas ha sido la tala indiscriminada de árboles, que reduce la selva amazónica a pasos alarmantes.
De eso apenas se habla, a la prensa le molesta más el elevado gasto social y el aumento de impuestos a multinacionales que la tala de árboles.
A Dilma se le reprocha ser tan considerada con los más necesitados y se le exime de no cuidar el Amazonas. Un indicio más de la falta de humanidad de los golpistas brasileños.
En la apertura de los Juegos Paralímpicos cien mil personas que llenaban Maracaná abuchearon y pitaron al presidente golpista que ha derrocado a Dilma por la fuerza. No eran unos pocos, eran la gran mayoría de los asistentes.
Pero al nuevo presidente le da igual, el va a gobernar pese a tener a más del 60 % de la población en contra suya.

Los golpes de estado son legales y morales siempre que se realicen para derrocar gobiernos democráticos de izquierda, y para implantar gobiernos de derechas.

Así ocurrió en el chile de Salvador Allende, en la República Dominicana que usurpó Trujillo, o en la España republicana que eliminaron los fascistas a sangre y fuego.

Hay muchos más casos, como el gobierno de Lugo en Paraguay o el gobierno de Honduras de hace 6 años.
El próximo podría ser el de Maduro o el de Tsipras, la Unión Europea y la derecha reaccionaria latinoamericana harán lo indecible para arrebatarles el poder mediante la fuerza bruta.

Y es que ya se sabe, lo que la derecha neo liberal no consigue con las urnas lo consigue a sangre y fuego. No son demócratas, son fascistas de tomo y lomo.
Hace poco leí un tuit de un sujeto que decía lo siguiente: Neves, eres un fascista, Leopoldo cabrón, púdrete en la cárcel, hijueputa.

No me gustan los insultos, pero si es verdad que hay personas que merecen ser insultadas por sus malas artes, estos dos sujetos han hecho méritos suficientes para ser odiados mundialmente.



Seis millones de votantes socialistas estafados por el pppsoe.

El viernes 28 de octubre se produjo una gran estafa en el congreso de los diputados. Seis millones de votantes socialistas se sienten ninguneados por los diputados del partido al que votaron en las últimas elecciones generales.

Es decir, votaron a un partido supuestamente de izquierdas para que no siguiera gobernando la derecha, pero su partido sin consultar a sus votantes y sin hacer encuestas decidió en petit comité apoyar al gobierno inmoral de Rajoy.

Tal vez pensaron que era mejor que entre corruptos siga el juego, a que el gobierno en funciones se enfadase por no recibir su apoyo y tirase de la manta. Si se tira de la manta se pueden descubrir muchos casos de corrupción de gobiernos socialistas en comunidades como Andalucía, Castilla la Mancha o Extremadura y eso no conviene al partido.

Así que se optó por un pacto entre caballeros, (caballeros corruptos de alta alcurnia) para que Rajoy fuera investido presidente con el apoyo de la mayoría de diputados socialistas y aquí paz y después gloria. A repartirse el botín sea dicho.

Y el bueno de Rivera se llevará también un buen pellizco, por su gran labor conciliadora entre los dos grandes partidos de la infamia.

Sólo quince diputados socialistas fueron fieles a sus palabras de No es No, y votaron en contra de Rajoy. Fueron coherentes con sus ideas socialistas y el partido se lo cobrará con un expediente disciplinario a buen seguro.

Y es que ahora ser un buen socialista es venderse al partido popular  para que no se destapen más casos de corrupción.

En los años treinta los socialistas de verdad  se dejaron la vida defendiendo España de las hordas fascistas, de los curas reaccionarios y de la invasión nazi.

Eran socialistas con pelos en los huevos que no se andaban con chiquitas, si había que coger un fusil y matar a cincuenta fascistas en el cerro Garabitas se hacía sin más. Y luego no iban a misa a pedir perdón. Lo hacían por España, por la República y por el Socialismo.

Esos si eran socialistas, no los de hoy en día. Los Hernando y las Susana Díaz no son socialistas, se han vendido a la derecha.

Los huesos de los héroes socialistas se encuentran esparcidos por las cunetas de las carreteras comarcales, en tapias abandonadas y en lugares aislados entre latas de cervezas, chustas de porros y jeringuillas. Me refiero a los restos de quienes no terminaron en campos de concentración.

Murieron defendiendo la patria y no son Héroes Nacionales, ni siquiera se les pone sus nombres a las calles de sus pueblos. Si levantasen la cabeza y contemplaran que los falsos socialistas de hoy en día se vendieron a la derecha se harían de Unidos Podemos.

Esperemos que los votantes socialistas hagan lo mismo y en las próximas elecciones no vuelvan a votar al psoe. O al menos que apoyen a Pedro Sánchez en su difícil labor de virar el psoe hacia la izquierda, sinceramente creo que eso no es posible.

La única solución estriba por fundar un nuevo partido socialista o unirse a Unidos Podemos. Quién sabe si la verdadera unidad de la izquierda surja después de este varapalo.


Esperemos que así sea, aunque sólo sea por defender el honor y la lealtad de los socialistas de los años treinta que dieron su vida por España, por la República y por el Socialismo.