Zozulya se siente indignado porque no le dejan jugar en el Rayo Vallecano, pero cuando le preguntan por sus vínculos con Svoboda se pone serio y lo niega todo. Conforme van pasando las horas se incrementan el número de pruebas contra él.
No hay peor cosa que un fascista violento y racista, que encima es un mentiroso compulsivo. Niega sus vículos con la extrema derecha cuando es sabido que es fundador de la organización paramilitar de extrema derecha Narodna Armiya (Ejército del Pueblo). Este grupo paramilitar opera en Donbass, donde el propio Zozulya combatió militarmente, recibiendo una condecoración por ello.
Asimismo, Zozulya se declara admirador de Stepán Bandera, colaboracionista nazi que llamó al exterminio de judíos y polacos, y que en la actualidad es uno de los iconos de la extrema derecha ucraniana.
En Ucrania varios medios de comunicación dijeron que "ha empuñado armas, ha donado dinero a batallones fascistas, luce sus símbolos y ha manifestado en numerosas ocasiones su apoyo a la ultra derecha de su país, para quien es un símbolo".
Una persona así no debería jugar en ningún equipo profesional, es un mal ejemplo para todos, sobre todo para los jóvenes. Los futbolistas deberían ser un ejemplo para la sociedad dado que son personajes populares.
De manera que los que defrauden a la Hacienda y los violentos, especialmente violencia contra las mujeres, al igual que los racistas y xenófobos no deberían tener cabida en el mundo del fútbol y en el deporte en general.
Esta gente es peligrosa y más aún teniendo en cuenta la influencia que tienen. Zozulya ha sido respaldado por los jugadores del Betis y por tenistas filo fascistas como Sthakowsky.
Pero que decir del Betis, equipo que defiende a sus ultras neo nazis que se pelean con las aficiones rivales y quienes insultaban a la novia de Ruben Castro, jugador bético que según la prensa agredió a su novia en múltiples ocasiones.
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