Los tiroteos de
Dallas están envueltos en un halo de misterio. Se dice que lo hizo un solo hombre,
pero lo cierto es que hay tres sospechosos que portaban armas en el maletero de
un Mercedes aparcado muy cerca de donde se produjo el tiroteo.
La policía
entendió que no habían participado pero resulta difícil pensar que un solo sujeto
puede matar a cinco personas y herir a siete más sin ser abatido. Esto ha
ocurrido decenas de veces en colegios y universidades estadounidenses. Pero en
plena calle y con tantas patrullas de policías en las proximidades resulta
difícil de creer.
Se ha creado una
nube de contrasentidos y de sentimientos encontrados en torno a este caso de
gran magnitud. Están los que consideran que la brutalidad policial era
desmesurada y que esto tenía que ocurrir y por otro lado abundan las voces que
consideran que el ojo por ojo no resuelve los problemas sino que los agravan.
La segunda
visión es más racional, pero el problema estriba en que muchas personas que
condenan la muerte de los policías son firmes defensores de la pena de muerte.
La mayoría son hombres blancos capitalistas, racistas y neo fascistas que dicen
pena de muerte sí, pero sólo para negros y latinos que cometan delitos graves.
Si el asesino es
un policía fascista de esos hijos de puta que van a votar a Donald Trump, que
come hamburguesas, oye a Metallica y le huelen los sobacos a mierda podrida no
pasa nada. Se le impone una pequeña condena y aquí paz y después gloria.
Si los policías
asesinados hubieran sido los asesinos de Sterling y Castile(los afroamericanos
asesinados por policías facistas) pocos llorarían su muerte. El problema es que
los policías asesinados no habían cometido ningún delito y probablemente no
eran racistas. Pagaron el precio de pertenecer a un cuerpo en el que hay mucha
corrupción y bastante racismo.
Pero que paguen
justos por pecadores es indignante, y más si pagan con la vida. Micah Johnson
es un asesino, y el que pretenda justificarle por la repulsa que generó los
asesinatos de los dos afroamericanos a manos de policías blancos es un radical
descerebrado.
Los asesinatos
son asesinatos los cometan blancos o los cometan negros. Y en este caso no hay
legítima defensa y ni tan siquiera venganza, porque la venganza hubiera sido
contra los policías asesinos, y no contra estos cinco pobres señores que nada
tenían que ver en el asunto.
Micah es un
fascista de tres al cuarto como los policías que mataron a Sterling y Castile.
Quien le justifique se equivoca, y quien compre armas pensando que su vida
estará más segura se equivoca también. Pero ya sabemos que a muchos americanos
les gusta más las pistolas que las hamburguesas y que sus odios y frustraciones
los resuelven a disparo limpio.
Luego le piden
perdón a su dios de madera y se sienten limpios de espíritu, vaya joyitas, y
luego los ateos somos los malos porque no creemos en dios.
¿Acaso su dios
les dice que tienen que matar para hacer justicia, a caso su dios les pide que
liberen su frustración con un tiro en la nuca?
Micah Xavier
Johnson, de 25 años, católico devoto y
ex militar que participó en las misiones de la Otan en Afganistán, fue
identificado por las autoridades como el francotirador en el tiroteo de Dallas,
Texas, en el que murieron cinco policías y otros siete oficiales y dos civiles
resultaron heridos.
La policía de Dallas confirmó esta información a
través de un comunicado.
"Durante la
búsqueda en la casa del sospechoso, los detectives encontraron materiales
para fabricar bombas, chalecos antibalas, fusiles, municiones y un diario
personal de tácticas de combate", señaló la policía.
El jefe de la policía de Dallas, David Brown, y el secretario de
Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jeh Johnson, indicaron que parece que el
sujeto "había actuado solo", aunque el gobernador de Texas, Greg
Abbott, dijo que la policía continuará investigando para "asegurarnos que
eliminemos cualquier otro sospechoso o coconspiradores".
"Consideramos
que ahora la ciudad está segura", dijo el alcalde de la ciudad, Mike
Rawlings.
El viernes, las
autoridades habían hablado de un ataque coordinado y ejecutado por al menos
otro francotirador. De hecho, tres personas fueron arrestadas después del
tiroteo pero no se han ofrecido detalles sobre ellas.
Johnson era un
veterano de las fuerzas armadas que estuvo en servicio hasta abril de 2015,
según confirmó el Departamento de Defensa estadounidense.
El joven no
tenía antecedentes criminales o vínculos con grupos extremistas.
El tiroteo
comenzó alrededor de las 20:45 hora local de jueves (01:45 GMT de este viernes)
mientras se desarrollaba una marcha de protesta por la muerte de los
afroestadounidenses Alton Sterling y Philando Castile a manos de agentes
policiales ocurrida esta semana en Minesota y Luisiana.
Además de los
cinco policías fallecidos y los nueve heridos, en el incidente Johnson también
perdió la vida.
Según
el relato de la policía, una vez acorralado y después de que fracasaran las
negociaciones, el presunto atacante murió por la explosión de un dispositivo
desplegado mediante un robot.
Según Brown, el
sospechoso afirmó que su intención era "matar blancos, especialmente
agentes blancos".
Brown afirmó que
el hombre se declaró enojado por las muertes de dos ciudadanos
afroestadounidenses a manos de la policía acaecidas esta semana.
Johnson afirmó,
según la policía, que no estaba afiliado a ninguna organización.
"Dijo
que lo que hizo, lo hizo solo", declaró Brown.
La Casa
Blanca dijo que, de acuerdo a las investigaciones, no existen vínculos
entre lo sucedido con actividades de grupos extremistas.
Autoridades
señalaron que Johnson fue la única persona en abrir fuego el jueves por la
noche.
Según cifras del
Fondo Nacional en Memoria de los Agentes de las Fuerzas de Seguridad, este
jueves fue el día más letal para las fuerzas del orden en Estados Unidos
desde el 11 de septiembre de 2001.
En aquella
ocasión murieron 72 agentes.
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