miércoles, 25 de mayo de 2016

Miles de inmigrantes birmanos rescatados en aguas de Indonesia.



El problema de la inmigración no es sólo de Estados Unidos y de Europa. Pese a que no se trate apenas en los noticieros y periódicos de América Latina, y de que los telediarios españoles lo traten deprisa y corriendo, el drama en Asia es mayor que en el resto del mundo.

Principalmente ciudadanos de Birmania y Bangladesh son quienes tratan de llegar a la costa de Indonesia, Tailandia o Malasia en embarcaciones precarias. Muchas veces mueren en altar mar y en otras son rescatados a punto de morir ahogados o deshidratados. Por último, no faltan los casos en que son atrapados por mafiosos que les esclavizan por un plato de arroz diario.

Cerca de 400 han sido avistados en el mar por pescadores y están intentando llevarles a tierra", ha dicho Jairul Nova, de la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate de Indonesia. El grupo trasladado a llegado a la localidad de Kuta Binje, en Aceh.

De esta forma, asciende a alrededor de 1.400 el número de inmigrantes que han conseguido llegar a tierra en Indonesia tras varias semanas a la deriva en el mar de Andamán. Sin embargo, miles más continúan en el mar, sin que los gobiernos regionales aumenten sus esfuerzos para rescatarles.

Por ello, varias agencias de la ONU hicieron el martes un llamamiento a los gobiernos de Tailandia, Indonesia y Malasia a que den prioridad a "salvar vidas" permitiendo que los cientos de inmigrantes y solicitantes de asilo puedan llegar a tierra.

Los firmantes, entre ellos los máximos responsables del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), reclamaron a estos tres países que "protejan a los migrantes y refugiados varados en barcos en la bahía de Bengala y el mar de Andamán, faciliten el desembarco seguro y den prioridad a salvar vidas, proteger derechos y respetar la dignidad humana".

Las agencias de la ONU lamentaron los "graves acontecimientos" de los últimos días, en los que cientos de inmigrantes y refugiados, incluidos rohingyas de Birmania, han sido abandonados por las mafias en medio del mar y los países de la región no les han permitido entrar en sus aguas y llegar a puerto.

Estos hechos "confirman que las personas vulnerables en todo el mundo se están moviendo en busca de seguridad y dignidad, huyendo de la persecución, de la pobreza, las privaciones, la discriminación y el abuso". "Tales peligrosos viajes, ya sean por tierra, mar o aire, se han convertido en un fenómeno global", subrayaron.

En el caso del sureste asiático, precisaron, más de 88.000 personas hicieron la peligrosa travesía por mar desde 2014, incluidos 25.000 en los tres primeros meses de este año.

Además, cerca de un millar habrían muerto por las precarias condiciones del viaje y la misma cifra por los malos tratos y las privaciones a los que les someten las mafias y traficantes.

Según denunciaron, en el caso de la bahía de Bengala, los inmigrantes y refugiados reciben solo arroz blanco y son objeto de violencia, con algunas mujeres violadas. Además, los niños son separados de sus familias y objeto de abusos y los hombres son golpeados y lanzados por la borda.

Unas semanas atrás se originó una pelea por comida que causó la muerte de decenas de personas en otros barcos.

Alrededor de cien personas murieron en varios barcos cargados de inmigrantes varados frente a las costas de Indonesia debido a disputas por la comida, según han relatado varios de los supervivientes. "Una familia fue golpeada hasta morir con tablas de madera, el padre, la madre, y el niño. Y luego lanzaron sus cuerpos al mar", dijo Mohammad Amin, uno de los inmigrantes.

Pese a que los relatos no han podido ser verificados de forma independiente, un periodista de la cadena de televisión británica BBC ha asegurado que los testimonios de tres personas entrevistadas coinciden. Algunas de las víctimas fueron apuñaladas, mientras que otras fueron ahorcadas, linchadas o arrojadas al mar.

Las embarcaciones, en la que se encuentran centenares de rohingyas, han recibido la negativa a entrar en su territorio de Tailandia e Indonesia, que sostienen no tener los recursos suficientes para atender a tal número de inmigrantes.

Unos 25.000 emigrantes, principalmente rohingyas y bangladeshíes, han intentado salir de sus países en barcos durante el primer trimestre del año, muchos de ellos víctimas de redes clandestinas de tráfico de inmigrantes.

En ocasiones estos emigrantes son abandonados por los traficantes en alta mar. Solo la semana pasada, unas 2.500 personas han logrado alcanzar las costas de Malasia e Indonesia, pero en otras ocasiones son rechazados por estos países.

Se estima que en Birmania viven alrededor de 800.000 rohingyas pero oficialmente son un pueblo sin Estado. El Gobierno de Birmania les niega la ciudadanía y los considera inmigrantes ilegales. Lo mismo sucede con los ciudadanos de Bangladesh que huyen de su país hacia Indonesia.

300 inmigrantes atrapados en el Golfo de Bengala:

En las paradisíacas aguas del sur de Tailandia, son periodistas los que encuentran un barco lleno de inmigrantes. Están hambrientos, sedientos y desesperados.
 Llevan semanas a bordo, en condiciones miserables. Los muertos son tirados por la borda para evitar el contagio a los vivos, entre ellos, decenas de niños.
 Como ellos, centenares de miembros de la etnia rohingya viven hoy atrapados en el mar. Son musulmanes perseguidos en su país de origen, Birmania y que deciden huir a Tailandia, Malasia o Indonesia.
 Pero nadie los quiere. Tailandia, de hecho, ya no permite su entrada porque -dice la junta militar- lo único que hacen es gastar los recursos de los tailandeses. Así que las patrulleras les lanzan comida y agua, pero sobre todo les mantienen alejados de la costa.
Mientras, los militares desmantelan una especie de campos de concentración en plena selva tailandesa donde los inmigrantes eran recluídos por las mafias. A finales de mayo los países de la región celebrarán una cumbre de emergencia para analizar problema pero, posiblemente para ellos sea ya demasiado tarde.

 

 

 

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