El
problema de la inmigración no es sólo de Estados Unidos y de Europa. Pese a que
no se trate apenas en los noticieros y periódicos de América Latina, y de que
los telediarios españoles lo traten deprisa y corriendo, el drama en Asia es
mayor que en el resto del mundo.
Principalmente
ciudadanos de Birmania y Bangladesh son quienes tratan de llegar a la costa de
Indonesia, Tailandia o Malasia en embarcaciones precarias. Muchas veces mueren
en altar mar y en otras son rescatados a punto de morir ahogados o deshidratados.
Por último, no faltan los casos en que son atrapados por mafiosos que les
esclavizan por un plato de arroz diario.
Cerca de 400
han sido avistados en el mar por pescadores y están intentando llevarles a
tierra", ha dicho Jairul Nova, de la Agencia Nacional de Búsqueda y
Rescate de Indonesia. El grupo trasladado a llegado a la localidad de Kuta
Binje, en Aceh.
De esta
forma, asciende a alrededor de 1.400 el número de inmigrantes que han
conseguido llegar a tierra en Indonesia tras varias semanas a la deriva en el
mar de Andamán. Sin embargo, miles más continúan en el mar, sin que los
gobiernos regionales aumenten sus esfuerzos para rescatarles.
Por ello,
varias agencias de la ONU hicieron el martes un llamamiento a los gobiernos de
Tailandia, Indonesia y Malasia a que den prioridad a "salvar vidas"
permitiendo que los cientos de inmigrantes y solicitantes de asilo puedan
llegar a tierra.
Los
firmantes, entre ellos los máximos responsables del Alto Comisionado de la ONU
para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM), reclamaron a estos tres países que "protejan a los
migrantes y refugiados varados en barcos en la bahía de Bengala y el mar de
Andamán, faciliten el desembarco seguro y den prioridad a salvar vidas,
proteger derechos y respetar la dignidad humana".
Las agencias
de la ONU lamentaron los "graves acontecimientos" de los últimos
días, en los que cientos de inmigrantes y refugiados, incluidos rohingyas de
Birmania, han sido abandonados por las mafias en medio del mar y los países de
la región no les han permitido entrar en sus aguas y llegar a puerto.
Estos hechos
"confirman que las personas vulnerables en todo el mundo se están moviendo
en busca de seguridad y dignidad, huyendo de la persecución, de la pobreza, las
privaciones, la discriminación y el abuso". "Tales peligrosos viajes,
ya sean por tierra, mar o aire, se han convertido en un fenómeno global",
subrayaron.
En el caso
del sureste asiático, precisaron, más de 88.000 personas hicieron la peligrosa
travesía por mar desde 2014, incluidos 25.000 en los tres primeros meses de
este año.
Además,
cerca de un millar habrían muerto por las precarias condiciones del viaje y la
misma cifra por los malos tratos y las privaciones a los que les someten las
mafias y traficantes.
Según
denunciaron, en el caso de la bahía de Bengala, los inmigrantes y refugiados
reciben solo arroz blanco y son objeto de violencia, con algunas mujeres
violadas. Además, los niños son separados de sus familias y objeto de abusos y
los hombres son golpeados y lanzados por la borda.
Unas semanas
atrás se originó una pelea por comida que causó la muerte de decenas de
personas en otros barcos.
Alrededor de
cien personas murieron en varios barcos cargados de inmigrantes varados frente
a las costas de Indonesia debido a disputas por la comida, según han relatado
varios de los supervivientes. "Una familia fue golpeada hasta morir con
tablas de madera, el padre, la madre, y el niño. Y luego lanzaron sus cuerpos
al mar", dijo Mohammad Amin, uno de los inmigrantes.
Pese a que
los relatos no han podido ser verificados de forma independiente, un periodista
de la cadena de televisión británica BBC ha asegurado que los testimonios de
tres personas entrevistadas coinciden. Algunas de las víctimas fueron
apuñaladas, mientras que otras fueron ahorcadas, linchadas o arrojadas al mar.
Las
embarcaciones, en la que se encuentran centenares de rohingyas, han recibido la
negativa a entrar en su territorio de Tailandia e Indonesia, que sostienen no
tener los recursos suficientes para atender a tal número de inmigrantes.
Unos 25.000
emigrantes, principalmente rohingyas y bangladeshíes, han intentado salir de
sus países en barcos durante el primer trimestre del año, muchos de ellos víctimas
de redes clandestinas de tráfico de inmigrantes.
En ocasiones
estos emigrantes son abandonados por los traficantes en alta mar. Solo la
semana pasada, unas 2.500 personas han logrado alcanzar las costas de Malasia e
Indonesia, pero en otras ocasiones son rechazados por estos países.
Se estima
que en Birmania viven alrededor de 800.000 rohingyas pero oficialmente son un
pueblo sin Estado. El Gobierno de Birmania les niega la ciudadanía y los
considera inmigrantes ilegales. Lo mismo sucede con los ciudadanos de Bangladesh
que huyen de su país hacia Indonesia.
300
inmigrantes atrapados en el Golfo de Bengala:
En las
paradisíacas aguas del sur de Tailandia, son periodistas los que encuentran un
barco lleno de inmigrantes. Están hambrientos, sedientos y desesperados.
Llevan semanas a bordo, en condiciones miserables. Los muertos
son tirados por la borda para evitar el contagio a los vivos, entre ellos,
decenas de niños.
Como ellos, centenares de miembros de la etnia rohingya viven
hoy atrapados en el mar. Son musulmanes perseguidos en su país de origen,
Birmania y que deciden huir a Tailandia, Malasia o Indonesia.
Pero nadie los
quiere. Tailandia, de hecho, ya no permite su entrada porque -dice la junta
militar- lo único que hacen es gastar los recursos de los tailandeses. Así que
las patrulleras les lanzan comida y agua, pero sobre todo les mantienen
alejados de la costa.
Mientras, los militares desmantelan una especie de campos
de concentración en plena selva tailandesa donde los inmigrantes eran recluídos
por las mafias. A finales de mayo los países de la región celebrarán una cumbre
de emergencia para analizar problema pero, posiblemente para ellos sea ya
demasiado tarde.
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