miércoles, 30 de abril de 2014

Las consecuencias debastadoras de las políticas neoliberales europeas conducen al desempleo masivo y a las enfermedades mentales.


Estados Unidos es conocido como el país de las libertades para una gran mayoría pero pocos tienen en cuenta que en dicho país se producen torturas a diario en Guantánamo y muchas otras cárceles.

 Por si esto fuera poco se permiten el lujo de dar lecciones de ética a otros países que consideran menos avanzados como Rusia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina o Nicaragua.

 Pues bien, en todos estos países el ordenamiento jurídico prohíbe la pena de muerte y se cumple a rajatabla. Los jueces no sentencian a la pena de muerte a nadie, por más execrable que sea el delito cometido.

 Creo que el señor Obama debería de dar menos lecciones de civismo a los gobiernos que no siguen a ultranza las políticas neoliberales que condenan a casi la mitad de los jóvenes de Occidente al desempleo y por ende a la frustración y al desánimo por haber invertido tantos años, tantos esfuerzos y tanto dinero en una educación que no sirve para nada, al menos en lo que a encontrar trabajo se refiere.

 El sistema capitalista conduce a la mitad de la población a la más absoluta miseria, profesional y psicológicamente hablando.

 Millones de personas sufren depresión porque pasan los meses y los años y no encuentran trabajo. Gastan el poco dinero que tienen en pagar la gasolina o el transporte público para acudir a entrevistas de trabajo donde un tipo casposo sentado en una mesa con más de 50 curriculums de otros aspirantes al puesto les dice que mañana le llamarán para incorporarse al trabajo. Pero mañana llega y ese señor casposo no te llama.

 Es el timo de la estampita, a los pocos días decides llamar para ver que sucedió y el tipo casposo te dice que debido a la actual situación que atraviesa el país no pueden contratar más que a una persona y tu no has sido el elegido. Sólo te queda regresar a casa y esperar a que en una nueva entrevista te vuelvan a decir lo mismo.



Pasan los meses y acumulas gastos y más gastos en acudir a entrevistas donde pasas un mal rato y nadie te contrata. El autobús es caro, el metro más aún. Si vas en coche tienes que pagar parkin o te expones a una multa de 90 euros por no pagar la zona azul.

 Pagas 100 de luz, se te estropea el váter y tienes que pagar 70 euros a un fontanero. Es entonces cuando te preguntas, ¿para que cojones he estudiado una carrera, he estudiado dos masters y he perdido mi tiempo en acudir a cursos de formación que no me sirven para encontrar trabajo alguno.

 En ocasiones estás demasiado cualificado para el puesto de trabajo, en ocasiones te falta experiencia. ¿Pero como cojones vas a tener experiencia laboral si en los países donde imperan las políticas neoliberales no te contrata ni dios?.

 Todo es un cúmulo de despropósitos. Llega un momento que estallas, decides salir a la calle y sumarte a los miles de manifestantes que piden reformas para que las políticas neoliberales tornen hacia otras más sociales, donde el gobierno y las entidades bancarias se sienten a negociar la bajada de intereses hipotecarios, la dación en pago, las ayudas a jóvenes emprendedores y la accesibilidad al crédito.

 Sólo por acudir a estas manifestaciones te llaman rojo, comunista, perro flauta, y te dicen que eres una basura que no quieres trabajar, que hay trabajo para todo el que se esfuerza y el que no lo tiene es porque no lo busca en donde debe.

 Entonces llega el momento en que te cagas en Dios y en esos hijos de puta que no paran de insultarte, de decirte que no vales para trabajar y de que eres un rojo de mierda.

 Llega ese momento en que ya no puedes esperar nada de los políticos de la tiranía del bipartidismo, ni de los banqueros que seguirán triplicando sus ganancias año tras año sin realizar las reformas que permitirían crear empleo a corto plazo.

 En ese momento de desazón y frustración decides quemar un contenedor, pintar una sucursal bancaria o tirar una piedra contra la misma.
En ese instante te detiene un policía, te lleva a comisaría donde te insulta, te humilla, te veja y después de meterte en el calabozo no te deja salir siquiera para orinar. Después de cuatro horas te abre la jodida celda donde te tiene prisionero como si fueras un puto nazi que has degollado a un inmigrante para darte un bocadillo con una loncha de queso y una de jamón de york.

 Las lonchas son tan finas que se rompen al contacto con los dedos. Te dice secamente:

 Aquí tienes rojo de mierda, la próxima vez se más consecuente antes de unirte a los putos comunistas perro flautas que quieren destrozar nuestra España.

 Si le insultas te pegará  y te escupirá, si te callas te seguirá insultando hasta que te termines el bocadillo donde probablemente haya escupido antes de entregártelo.


Cuando termines te cerrará la puerta y ya no le verás hasta el día siguiente, cuando otro cabrón que te tome las huellas dactilares como si fueras un terrorista y te llevará a los juzgados de instrucción.

 Allí un juez de derechas te preguntará si perteneces a grupo terrorista o si eres comunista. Te mirará de arriba a abajo como si fueras un leproso y después te enviarán a la cárcel aplicándote la ley antiterrorista si eres vasco o si encuentran alguna prenda de ropa o algún comentario en internet en el que hayas empleado lenguaje violenta contra alguna institución del Estado.

 Pasas unos meses en una prisión preguntándote porque te encierran a ti cuando a los políticos y banqueros corruptos que son los principales culpables de que este sistema neoliberal lleve a la ruina a sus ciudadanos ni tan siquiera se les imputa.

 Piensas también en el neo nazi que vive en tu calle y al que has visto pegar a inmigrantes, insultar y mofarse de discapacitados y de personas con sobrepeso, y te preguntas porque nunca ha sido imputado pese a las numerosas denuncias por lesiones que se le han impuesto.



Un compañero de celda con quien decides compartir tu frustración por vivir en un país opresor donde no hay oportunidades más que para los hijos de papa y para los superdotados te explica que los banqueros corruptos no entran en la cárcel porque pagan la fianza que tu jamás podrías pagar, y que el neo nazi no entra en la cárcel porque es hijo de un alto cargo del ejército y los jueces no tienen huevos a procesar a los hijos de militares.

 Después de sufrir el maltrato, el menosprecio y la humillación de los funcionarios de prisiones sales de la cárcel y te topas con la triste realidad de que nada a cambiado ni nada va a cambiar mientras continúe la tiranía del bipartidismo.

 Seguirán diciendo que sólo ellos pueden conseguir que el país salga de la crisis, y tú seguirás buscando trabajo sin encontrarlo, con una gran multa que pagar por la sentencia desmesurada que te impusieron y con la  dificultad añadida de contar con antecedentes penales.







 

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