jueves, 13 de febrero de 2014

Los peores terremotos de la historia


El terremoto de Lisboa de 1755 tuvo lugar entre las 09:30[1] y las 09:40[2] horas del 1 de noviembre de 1755 y se caracterizó por su gran duración, dividida en varias fases, y por su virulencia, causando la muerte de entre 60 000 y 100 000 personas.[3] [4]

El sismo fue seguido por un maremoto y un incendio que causaron la destrucción casi total de Lisboa.[5] [6] El terremoto acentuó las tensiones políticas en Portugal e interrumpió abruptamente las ambiciones coloniales de este país durante el siglo XVIII.

Los geólogos estiman hoy que la magnitud del terremoto de Lisboa sería de aproximadamente un 9 en la escala de Richter, con su epicentro en un lugar desconocido en algún punto del océano Atlántico a menos de 300 km de Lisboa.[7]

Lisboa ya había sido devastada anteriormente por otro desastre natural, el terremoto del 26 de enero de 1531, de una intensidad en torno a 8 en la escala de Richter. El de 1755 tuvo lugar la mañana del día de Todos los Santos.[3] Los informes contemporáneos indican que el terremoto duró entre tres minutos y medio y seis minutos, produciendo grietas gigantescas de cinco metros de ancho que se abrieron en el centro de ciudad.

[]Los supervivientes, huidos en pos de seguridad al espacio abierto que constituían los muelles pudieron observar como el agua empezó a retroceder, revelando el lecho del mar cubierto de restos de carga caída al mar y los viejos naufragios. Cuarenta minutos después del terremoto, tres tsunami de entre 6 y 20 metros engulleron el puerto y la zona del centro, subiendo aguas arriba por el río Tajo.[6] En las áreas no afectadas por el maremoto, los incendios surgieron rápidamente, y las llamas asolaron la ciudad durante cinco días.[8]

De una población lisboeta de 275.000 habitantes, unas 90.000 personas murieron. Otras 10.000 murieron en Marruecos, mientras que en Ayamonte (Huelva, España) murieron más de 1.000 personas, y se registraron víctimas y daños de consideración en más puntos del sur de España y de toda la península ibérica.[9]

 

El ochenta y cinco por ciento de los edificios de Lisboa resultaron destruidos, incluyendo palacios y famosas bibliotecas, así como la mayoría de los ejemplos de la arquitectura distintiva del siglo XVI portugués. Varios edificios que habían sufrido pocos daños a causa del terremoto fueron destruidos posteriormente por el fuego.
 El recién estrenado teatro de la ópera (inaugurado solamente seis meses antes), resultó destruido por el fuego hasta sus cimientos. El Palacio Real, situado junto al río de Tajo donde hoy se encuentra el Terreiro do Paço, fue destruido por los efectos sucesivos del terremoto y el maremoto, al igual que el Teatro Real do Paço da Ribeira, situado frente al palacio. Dentro de éste, la biblioteca real que constaba de unos 70.000 volúmenes, así como de centenares de obras de arte, incluyendo pinturas de Tiziano, Rubens y Correggio, resultó destruida.

Los archivos reales desaparecieron junto con los detallados expedientes históricos que describían las exploraciones de Vasco da Gama y otros exploradores tempranos portugueses. El terremoto también destruyó importantes iglesias de Lisboa, como la catedral de Santa María, las basílicas de São Paulo, Santa Catarina, São Vicente de Fora, y la iglesia de la Misericordia.

 El Hospital Real de Todos los Santos (el hospital público más grande de la época) fue consumido también por el fuego y centenares de pacientes murieron carbonizados. La tumba del héroe nacional Nuno Álvares Pereira se perdió también. Los visitantes de Lisboa pueden todavía caminar entre las ruinas del Convento do Carmo, que fueron preservadas para recordar a los lisboetas la destrucción causada por el terremoto.

Se dice que muchos animales detectaron el peligro y huyeron a un terreno más elevado antes de que llegara el agua. El temblor de Lisboa fue el primer evento de su tipo documentado en Europa y no ha sido superado por ninguna otra tragedia en cuanto al número de víctima se refiere.

Debido a un golpe de suerte, la familia real portuguesa escapó ilesa de la catástrofe que supuso el terremoto del 1 de noviembre de 1755. El rey José I y la corte habían salido de la ciudad, después de asistir a misa al amanecer, satisfaciendo el deseo de una de las hijas del rey de pasar el día de la fiesta de Todos los Santos lejos de Lisboa. Después de la catástrofe, José desarrolló un gran miedo a vivir bajo techo, y la corte fue acomodada en un enorme complejo de tiendas y pabellones en las colinas de Ajuda, entonces en las cercanías de Lisboa. La claustrofobia del rey no disminuyó nunca y, por eso, hasta después de su muerte, su hija María I no comenzó a construir el Palacio de Ajuda, que se encuentra en el sitio del viejo campo de tiendas.

Al igual que el rey, el primer ministro Sebastião de Melo, marqués de Pombal, sobrevivió al terremoto. Se cuenta que respondió a quien le preguntó qué hacer: "Cuidar de los vivos, enterrar a los muertos". Con el pragmatismo que caracterizó todas sus acciones, el primer ministro comenzó inmediatamente a organizar la recuperación y la reconstrucción.

El primer ministro envió bomberos al interior de la ciudad para extinguir los incendios, y a grupos organizados para enterrar los millares de cadáveres. Había poco tiempo para disponer de los cadáveres antes de que las epidemias se extendieran. Contrariamente a la costumbre y contra los deseos de la Iglesia, muchos cadáveres fueron cargados en barcazas y tirados al mar, más allá de la boca del Tajo.

 Para prevenir los desórdenes en la ciudad en ruinas, y, sobre todo, para impedir el saqueo, se levantaron patíbulos en puntos elevados alrededor de la ciudad y al menos 34 saqueadores fueron ejecutados. El ejército fue movilizado para que rodeara la ciudad e impidiese que los hombres sanos huyeran, de modo que pudieran ser obligados a despejar las ruinas.

No mucho después de la crisis inicial, el primer ministro y el rey rápidamente contrataron arquitectos e ingenieros, y en menos de un año, Lisboa estaba ya libre de escombros y comenzando la reconstrucción. El rey estaba ansioso de tener una ciudad nueva y perfectamente ordenada. Manzanas grandes y calles rectilíneas, amplias avenidas fueron los lemas de la nueva Lisboa. Cuando alguien preguntó al marqués de Pombal por la necesidad de calles tan anchas, éste contestó: "un día serán pequeñas". De hecho, el caótico tráfico de la actual Lisboa refleja la sabiduría de la respuesta.

Los edificios pombalinos están entre las primeras construcciones resistentes a los terremotos en el mundo. Se construyeron pequeños modelos de madera para hacer pruebas, y los terremotos fueron simulados por las tropas que marchaban alrededor de ellos. La nueva zona céntrica de Lisboa, conocida hoy como Baixa Pombalina, es una de las atracciones turísticas más conocidas de la ciudad. Secciones de otras ciudades portuguesas, como Vila Real de Santo António en el Algarve, se reconstruyeron también siguiendo los principios pombalinos.

La hipótesis más aceptada es que el epicentro estaba en la zona de fractura Azores-Gibraltar, al norte del banco Gorringe. Esta zona de fractura, que representa la frontera entre la placa africana y la euroasiática, tiene forma de escalón fracturado a causa de los efectos compresivos que sufre.

Es difícil estimar las pérdidas personales producidas por el terremoto en el territorio español, algunas fuentes hablan de en torno a las 5300 víctimas, y de unas pérdidas materiales valoradas en 53.157.936 reales. Sobre este aspecto, algunas de las noticias conocidas son:


·         En la provincia de Jaén, se produjeron daños en las torres de la catedral de la capital provincial. Éstas se agrietaron y la estabilidad del edificio se vio comprometida, lo que obligó a la construcción del Sagrario en 1761 para darle consistencia a la estructura. También hay constancia de los daños ocasionados en otras localidades de la provincia, como los producidos en el castillo de Alcaudete que, aún habitado en aquella época, tuvo que ser abandonado por los destrozos. En Baeza se desplomó su catedral, así como la gran cúpula de la capilla de San Andrés.

·         En Sevilla afectó a gran parte del caserío de la ciudad. Según las crónicas de la época se hundieron unas trescientas casas y causó daños en otras cinco mil. A pesar de todo parece ser que sólo causó nueve muertes en la ciudad. La Giralda sufrió pocos daños, sólo la caída de algunos remates y adornos; pero las campanas tocaron solas con la fuerza del movimiento de tierra. La fantasía popular dijo ver a las santas patronas de la ciudad, Justa y Rufina, sosteniendo a la torre en el aire para que no sufriera. Desde entonces se suele decir que se las representa en la iconografía sevillana de esta manera, sin embargo esto no es exacto, ya que las santas aparecen sosteniendo la Giralda en cuadros muy anteriores, como el de Miguel de Esquivel.[10] Esto se debe a que la historia de Santa Justa y Rufina sosteniendo la Giralda se remonta al Terremoto de Carmona de 1504. En la Catedral se desprendieron los remates y barandas de las azoteas, cayendo unos a la calle y otros hacia las cubiertas, con lo que el interior se llenó de polvo, cayendo algunas esquirlas de las bóvedas, causando el pánico en los que asistían a la misa del día de los Difuntos. Como dice la inscripción, se interrumpió la celebración, que se concluyó una vez terminado el seísmo en el lugar donde más adelante se levantaría el Triunfo, monumento que da nombre a la plaza. También la Torre del Oro sufrió tales desperfectos que se llegó a proponer que fuera derribada.

·         En Utrera, la torre de la Iglesia de Santa María de la Mesa quedó totalmente destruida por las vibraciones del seísmo.

·         Las costas de las provincias de Huelva y Cádiz fueron afectadas gravemente por el maremoto posterior: en Ayamonte murieron 1.000 personas; en Lepe se produjeron 400 muertes, además de la destrucción del 81% de su flota pesquera.[11] En Cádiz las altas olas rompieron las murallas portuarias y el mar invadió la ciudad tres veces, falleciendo numerosas personas. Conil de la Frontera se vio afectado destruyendo parcialmente la Torre de Castilnovo, y en Chiclana, Sanlúcar de Barrameda,[12] Rota, El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera, hubo cuantiosas víctimas y desperfectos.

·         En Cádiz el maremoto alcanzó los 12 metros de altura, frente a los 5 metros que alcanzó en Lisboa. A pesar de ello, las altísimas murallas que rodean la ciudad, que sufrieron graves daños, protegieron a gran parte de la población, y la orden de cerrar las Puertas de Tierra, dada por el gobernador civil, evitaron las muertes y destrucción que se dieron en el resto de la Bahía de Cádiz. En Madeira el mar subió 4 metros y en Oporto 1 metro. En Ceuta, Cornualles y Gibraltar fueron 2 m.[13]

·         La posiblemente única consecuencia positiva del terremoto fue la conformación en la costa de Huelva de una isla donde tras los sucesos del citado 1 de noviembre se fundó la localidad de Isla Cristina.

·         En Córdoba:

·         En la ciudad de Cabra derribó parte de su muralla, actualmente puede verse una torre truncada, y parte de la torre del campanario de la Iglesia de la Asunción y Ángeles.

·         En Palma del Río, la Iglesia de la Asunción sufrió el agrietamiento de cuatro arcos de su nave principal.


·         La torre oeste de la catedral de Astorga (León) sufrió importantes daños y por ello no pudo ser finalizada hasta 1965.

·         En Palencia, la torre de la Iglesia de San Miguel tuvo que ser protegida, ya que casi se desploma. En el municipio de Torremormojón afectó a la estructura del castillo, conocido como la Estrella de Campos, lo que pudo ser una de las causas de su posterior derrumbamiento.

·         En Salamanca sufrieron importantes daños muchos de sus edificios. Entre ellos, la catedral nueva, en la que fueron de tal magnitud, que se barajó la posibilidad de derribar su torre ante el peligro de desplome, y se tuvo que desmantelar la cúpula del cimborrio de la misma catedral para volverla a levantar posteriormente. Sufrió también el claustro de la catedral vieja, el Colegio Viejo, que hubo que derruir, el palacio del obispo y especialmente la linterna de la cúpula de la iglesia de la Clerecía, que hoy todavía puede verse seriamente inclinada desde el Patio de Escuelas. La inclinación de la torre de la catedral se palió con el levantamiento de un talud en la cara oeste que todavía subsiste. Por suerte, no se produjeron en dicha ciudad víctimas fatales. En agradecimiento por la milagrosa salvación del edificio catedralicio, al mediodía de cada 31 de octubre el Mariquelo escala la torre hasta la esfera amarilla, llamada La Bola, que la corona.

·         En Valladolid, la torre de la catedral sufrió graves daños, derrumbándose en 1841.

·         De la provincia de Zamora hay información directa de cinco localidades: Alcañices, Benavente, Puebla de Sanabria, Toro y Zamora e indirecta de Pedralba de la Pradería, Rábano de Aliste, Ribadelago, San Ciprián, San Martín de Castañeda, Vigo y Villalpando.

·         El informe de Alcañices fue remitido por el alcalde mayor y en él da cuenta que no se habían producido víctimas ni daños materiales. Como fenómeno extraño, la fuente de Rábano de Aliste que rompió con agua de color de barro, después la despedía de color ceniza. También se habían visto la noche anterior señales en el cielo sin especificar nada más.

·         El alcalde mayor de Benavente informó que sobre las 9:45 de la mañana del día uno sobrevino el terremoto que duró de siete a ocho minutos, se «vieron mover todas las habitaciones» y no hubo desgracias en personas ni edificios. Los ríos Esla y Órbigo se salieron de madre cosa de 12 varas y al mediodía se volvió a repetir el temblor por unos dos minutos. Como no podía ser menos por parte del cabildo eclesiástico y del ayuntamiento se hicieron rogativas públicas.

·         El gobernador de Puebla de Sanabria informó que el terremoto se había producido a las 10 de la mañana con una duración de cuatro minutos, sacó las aguas del Tera más de dos varas y derribó el retablo mayor de la iglesia parroquial de Pedralba de la Pradería. A las diez y cuarto se padeció otro temblor más débil y a las nueve de la noche otro parecido en intensidad al primero. El día 15 del mismo mes se había producido otro temblor entre la una y las dos de la madrugada; otro el día 27 a las seis de la mañana y el último el día 29 a las siete de la noche. De extraordinario calificó el gobernador que a pesar del «tiempo muy templado» que hacía, los días 17 y 18 de octubre cayeran sendas nevadas de dos varas que acabaron con árboles y frutos y ocasionaron mucho más daño que el terremoto.



·         El intendente de Zamora informó el 15 de noviembre que se produjo el terremoto a las diez de la mañana con una duración de seis a siete minutos en los que se movieron los edificios y se alteraron los ánimos de la gente que atropelladamente salió a las calles huyendo de lo que parecía una ruina inminente, a pesar de todo «ni aún lo leve de una tapia se vio caer». También se vieron alteradas las aguas del río Duero. A las 10 de la noche se volvió a repetir otro temblor aunque de una manera más tenue. Como signos premonitorios, un centinela de la plaza observó al amanecer de ese día una línea encendida que se fue desvaneciendo y los religiosos del convento de San Francisco vieron fuego sobre unos molinos cercanos. 

 


·         En Los Navalucillos (Toledo) la primitiva torre mudéjar de su iglesia sufrió importantes daños, tan graves, que tuvo que ser demolida posteriormente.

·         En Calzada de Calatrava (Ciudad Real), el castillo de Calatrava la Nueva fue seriamente dañado, quedando destruidas las vidrieras del rosetón de la iglesia. Esta fue la causa de que finalmente fuera abandonado en 1802 por las malas condiciones en las que quedó el edificio.

·         En Almagro (Ciudad Real), La antigua iglesia de San Bartolomé, situada en el extremo oeste de la Plaza Mayor, fue gravemente dañada por lo que finalmente se demolió en el siglo XIX.

·         En Viso del Marqués (Ciudad Real), el Palacio renacentista del Marqués de Santa Cruz perdió sus cuatro torres.


·         Posiblemente, a causa del terremoto, se abrió una grieta cerca de la montaña de Montserrat donde se halló agua termal, del cual dio paso al futuro balneario de la Puda de Montserrat en el Bajo Llobregat (Barcelona).


·         En Coria, (Cáceres), el terremoto derrumbó la cubierta de la Catedral, sepultando a numerosos fieles que se hallaban congregados en misa en aquel momento. Además, desvió el cauce del río Alagón a su paso por la localidad y dejó el puente de piedra que lo cruzaba, alejado del nuevo cauce y sin utilidad.

Las ondas sísmicas causadas por el terremoto fueron sentidas a través de Europa hasta Finlandia y en África del Norte. Maremotos de hasta 20 m de altura barrieron la costa del Norte de África, y golpearon las islas de Martinica y Barbados al otro lado del Atlántico. Un maremoto de 3 m golpeó también la costa meridional inglesa.

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Fue en España y Portugal donde la sacudida alcanzó su mayor violencia. Se dice que en Cádiz, el tsunami producido alcanzó los 20 metros de altura. Algunas de las montañas "más importantes de Portugal fueron sacudidas hasta sus cimientos y algunas de ellas se abrieron en sus cumbres, que quedaron partidas de un modo asombroso, en tanto que trozos enormes se desprendieron sobre los valles adyacentes. Se dice que de esas montañas salieron llamaradas de fuego.[]

En Lisboa "se oyó bajo la tierra un ruido de trueno, e inmediatamente después una violenta sacudida derribó la mayor parte de la ciudad. En unos seis minutos murieron sesenta mil personas. El mar se retiró primero y dejó seca una gran porción de terreno, luego volvió en una ola que se elevaba hasta cincuenta pies sobre su nivel ordinario".

"Entre los sucesos extraordinarios ocurridos en Lisboa durante la catástrofe, se cuenta la sumersión del nuevo malecón, construido completamente de mármol y con ingente gasto. Un gran gentío se había reunido allí en busca de un sitio fuera del alcance del derrumbe general; pero de pronto el muelle se hundió con todo el gentío que lo llenaba, y ni uno de los cadáveres salió jamás a la superficie."

"La sacudida" del terremoto "fue seguida instantáneamente del hundimiento de todas las iglesias y conventos, de casi todos los grandes edificios públicos y más de la cuarta parte de las casas.

Unas horas después estallaron en diferentes barrios incendios que se propagaron con tal violencia durante casi tres días que la ciudad quedó completamente destruida. El terremoto sobrevino en un día de fiesta en que las iglesias y conventos estaban llenos de gente, y escaparon muy pocas personas."

 "El terror del pueblo era indescriptible. Nadie lloraba; el siniestro superaba la capacidad de derramar lágrimas. Todos corrían de un lado a otro, delirantes de horror y espanto, golpeándose la cara y el pecho, gritando: '¡Misericordia! ¡Llegó el fin del mundo!' Las madres se olvidaban de sus hijos y corrían de un lado a otro llevando crucifijos. Desgraciadamente, muchos corrieron a refugiarse en las iglesias; pero en vano se expuso el sacramento; en vano aquella pobre gente se abrazaba en los altares aferradas a imágenes religiosas. Puesto que sacerdotes y feligreses fueron envueltos en la misma ruina." Se calcula que noventa mil personas perdieron la vida en aquel aciago día.

Terremoto del océano Índico de 2004


El terremoto del océano Índico de 2004, conocido por la comunidad científica como el terremoto de Sumatra-Andamán, fue un terremoto submarino que ocurrió a las 00:58 UTC, o 07:58 en el tiempo local de la región del domingo 26 de diciembre de 2004 (21:58 hora costa del Pacífico Oeste del sábado 25 de diciembre de 2004), con epicentro en la costa del oeste de Sumatra, Indonesia.

 El terremoto ocasionó una serie de tsunamis devastadores a lo largo de las costas de la mayoría de los países que bordean el océano Índico, matando a una gran cantidad de personas a su paso e inundando a una gran cantidad de comunidades costeras a través de casi todo el sur y sureste de Asia, incluyendo partes de Indonesia, Malasia, Sri Lanka, India y Tailandia.

Aunque las estimaciones iniciales habían determinado el número de muertes en más de 275.000, sin contar a los millares de personas desaparecidas, un análisis más reciente generado por las Naciones Unidas deja a un total de 229.866 pérdidas humanas, incluyendo 186.983 muertos y 42.883 personas desaparecidas.

 Si las estadísticas de Myanmar son confiables, el número de muertes ascenderían a por lo menos 230.000 personas, por lo cual es la segunda catástrofe  mayor de todos los tiempos a nivel mundial, sólo superada por el terremoto de Haití que pasaremos a narrar posteriormente.

La magnitud del terremoto fue registrada originalmente como de 9,0 en la escala de Magnitud de Momento, pero luego se ha aumentado a 9,1 y a 9,3.[1] Con esta magnitud, es el segundo terremoto más grande registrado desde la existencia del sismógrafo (aproximadamente en 1875), después del terremoto de 1960 en Valdivia (Chile) que por fortuna se cobró muchas menos víctimas al afectar a una zona muy poco poblada.

 También fue reportado por tener la segunda duración más larga observada en lo que a fallas geológicas se refiere, durando entre 500 y 600 segundos (8,3 a 10 minutos), y fue lo suficientemente grande como para hacer que el planeta vibrara un centímetro aproximadamente. Además, también dio lugar a terremotos en lugares tan alejados como Alaska.

El terremoto se originó en el océano Índico justo al norte de las islas Simeulue, en la costa occidental de Sumatra del norte. El tsunami resultante del terremoto devastó las costas de Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y de otros países con olas que llegaron a los 30 m. Causó muertes y daños serios hasta la costa del este de África, y la muerte registrada más lejana debido al tsunami ocurrió en Rooi Els, Sudáfrica, a 8.000 kilómetros del epicentro.

 

El gobierno indonesio ha renunciado a dar cifras exactas debido a la magnitud del desastre. El último parte oficial fue de 94.081 muertos.
Se incluyen 14.000 muertos en las zonas controladas por los rebeldes
tamil.
En
Tailandia se ha registrado la mayor proporción de turistas muertos. 2.461 muertos son extranjeros un 50% del total.

Terremoto de Sumatra de 1833


El terremoto en Sumatra se produjo el 25 de noviembre de 1833, aproximadamente a las 22:00, hora local, con un magnitud estimada de M w = 8.8 a 9.2. Esto causó un gran tsunami que inundó la costa suroccidental de la isla. No hay registros confiables de la pérdida de vidas, pero todos los medios de la época informaron que las víctimas mortales ascendían a 100.000 personas. La magnitud de este evento se ha estimado utilizando los registros de elevación tomadas del coral de microatolones.

El modelado del tsunami sugiere que la mayor parte de la energía habría sido radiada en el Océano Índico, evitando la mayoría de los centros de población costeros de Sumatra fuera de sí mismo, este hecho conllevó a que la cifra de muertos no fuera tan alta como en el terremoto acaecido en la misma zona en 2004.

 

 

Terremoto de Arica de 1868


El terremoto de Arica de 1868 fue un sismo registrado el 13 de agosto de 1868 cerca de las 16:00 hora local. Su epicentro se localizó en 18°36′S 71°00′W / -18.6, -71 frente a las costas de Tacna, Perú, y se estima que libero una energía de magnitud de 9,0 Richter.

El evento telúrico asoló gran parte del sur del Perú, especialmente las ciudades peruanas de Arequipa, Moquegua, Tacna, Islay, Arica e Iquique (estas dos últimas pertenecen a Chile en la actualidad). El sismo además fue percibido de forma distinta entre Lambayeque por el norte y Valdivia por el sur, e incluso hasta Cochabamba en Bolivia. Seguido al movimiento principal, un tsunami arrasó las costas peruanas entre Pisco e Iquique y cruzó el océano Pacífico, llegando incluso a California, las islas Hawaii, las Filipinas, Australia, Nueva Zelanda y Japón.

La cifra de muertos estimada alcanzaría las 30 personas en Chala, 10 en Arequipa, 150 en Moquegua, 3 en Tacna, 300 en Arica y 200 en Iquique.

El terremoto de 1868 fue uno de los más fuertes y destructores que han abatido a la ciudad de Arequipa en toda su historia. En la ciudad, no había edificación que no tuviera grietas o destrozos. Los templos de San Camilo, de la Tercera Orden y de Santo Domingo estaban destruidos totalmente. En las iglesias de San Francisco y La Compañía, los muros averiados resistían bóvedas que amenazaban con desplomarse.

Las torres de la catedral quedaron semiderruidas, mientras la sacristía catedralicia sufrió el derrumbe total de su estructura. La bóveda de la iglesia de San Agustín se desplomó íntegramente. En la Plaza Mayor, del Portal del Regocijo se cayó la mitad de la arquería, mientras los portales del Cabildo se hundieron como si hubieran recibido un enorme peso. En el colegio de la Independencia se derribaron los tejados, así como algunas bóvedas del primer piso. El techo de la sala principal del Hospital San Juan de Dios se cayó, sepultando a no menos de cuarenta personas. El sistema de acequias en la campiña y en la ciudad fue derribado o enterrado.

Al siniestro siguieron funestas secuelas: robos y pillajes, desabastecimiento y especulación con los alimentos; muchos campos sembrados terminaron por secarse, dada la inutilización del sistema de acequias de regadío. La población se quedó por algunos días sin agua en las pilas, fuentes y acequias urbanas. Por añadidura, fueron numerosas las réplicas del temblor y el temor a la naturaleza y a Dios se fue incrementando. Debido a los numerosos cultos que se hicieron por aquellos días, los sacerdotes anunciaban a la compungida población que las adversidades eran sólo "advertencias" de la "ira divina" y "castigos del Señor" por las iniquidades cometidas.

La población se organizó, logrando rescatar de entre los escombros a un centenar y medio de muertos y les dio la acostumbrada sepultura, en conjunto con la peonada chilena encargada de las construcciones de ferrocarriles de Henry Meiggs. Trabajaron en la limpieza de las acequias urbanas y repararon los tramos que se habían derrumbado de las acequias agrícolas con el fin de reconstruir la ciudad.

 

 

En la ciudad de Arica, el día había transcurrido tranquilo. Arica, ciudad peruana en esa época, tenía alrededor de 15000 a 20000 personas, con un gran porcentaje de mestizaje entre negros e indígenas altiplánicos provenientes de los antiguos esclavos africanos. Poseía además las mejores maestranzas de la región. La malaria había asolado la zona durante décadas y ya se encontraba en franco descenso.

Como a eso de las 4 de la tarde, un seísmo de desplazamiento horizontal y ondulatorio de fuerte intensidad (grado 9,0 en la Escala sismológica de Richter) afectó la ciudad de Arica echando abajo las construcciones de adobe y dejando muchos muertos y heridos. En el sector del puerto se veían los buques anclados, tranquilos en el mar.

Los tripulantes de las naves fueron testigos del terremoto y sus oficiales precautoriamente dieron instrucciones de cerrar escotillas y afianzar cuerdas de seguridad. El BAP América, levó anclas y se dispuso a zarpar a aguas más profundas. Estando en esas labores, la población sobreviviente se agrupó en los muelles y empezaron a pedir ayuda a los tripulantes para que socorrieran a los atrapados en las ruinas.

Súbitamente, el mar se retiró y dejó apoyados a los navíos sobre sus quillas, en el fondo sin agua del puerto. Los tripulantes contemplaron atónitos el fenómeno, viendo como cientos de peces se debatían en el fondo rocoso del muelle.

Pasados 15 minutos, el mar volvió no en forma de ola, sino como una marea irresistible que levantó a los barcos, el Fredonia, junto con el Chañarcillo y El Regalón fueron arrastrados hacía el costado del morro de Arica, seguido del América quien luchaba con sus máquinas por zafarse de la marea. El capitán del Fredonia creyendo que el América le iba a rescatar, gritó que se salvaran por que ellos estaban perdidos. El Fredonia se golpeó contra el morro y se desintegró en astillas, lo mismo que el resto de los navíos peruanos.

El Wateree y el velero inglés Channacelia siguieron un rumbo diferente, más hacia el norte, siendo seguidos por el América que humeaba a toda caldera, luchando aún, mientras la marea asolaba y destruía casi la totalidad de la ciudad expuesta con el resto de su población aún escapando por los cerros.

Los navíos arrastrados fueron transportados por la marea, y tocaron fondo. Aquellos que tenían quilla redonda empezaron a girar sobre sí mismos, pero el Wateree, de fondo plano, resistió el arrastre y fue a parar a algunas decenas de metros de las pendientes.

Retirado ya el mar, el América resultó desfondado y semidestruido, yaciendo muy cerca del Wateree. No se encontró a ningún miembro de su tripulación. El velero inglés Channacelia giró tantas veces sobre sí mismo que enrolló toda la extensión de su cadena del ancla sobre su casco, y nadie se salvó. El Wateree fue el más afortunado ya que quedó prácticamente indemne sobre su fondo plano sin mayores consecuencias que la pérdida de un solo marinero.

En el lado de la ciudad, los escombros y cadáveres eran un solo amasijo, colocados detrás del morro. El mar sólo respetó a aquellas casas que estaban en el lado trasero del morro, pegadas a la pared de los cerros.

Llegada la noche hubo otro maremoto pero no de la misma intensidad que el inicial, así que no se produjeron mayores daños. Se estima que un 85% de la ciudad de Arica fue destruida y más de 300 personas fallecieron.

Los poblados de Sama y Locumba fueron totalmente destruidos, en la tierra se formaron grietas que malograron las cosechas porque las grietas expelían agua fangosa.

En cambio en Tacna se indica que a las 17.06 se sintió el terremoto de siete minutos con sus movimientos verticales y luego ondulatorios. Los temblores continuaron hasta las 23.00.

Se contaron únicamente tres muertes cuando en la ciudad vivían 10.000 habitantes. Se derrumbaron 60 casas de mojinete en la ciudad. Tacna era la ciudad más cercana al epicentro, probablemente la lentitud de los primeros temblores permitieron alertar a la población para evitar desgracias humanas.

El principal puerto boliviano de la época, Cobija situado 60 km al sur de Tocopilla, registró con el 50 por ciento de las construcciones destruidas con una gran pérdida de vidas humanas. Esto fue el inicio del proceso de decadencia del entonces puerto boliviano.

El terremoto y tsunami de Japón de 2011, denominado oficialmente por la Agencia Meteorológica de Japón como el terremoto de la costa del Pacífico en la región de Tōhoku de 2011 () del 11 de marzo, causó la muerte de casi 16.000 personas y 4000 desaparecidos. Fue un terremoto de magnitud 9,0 MW[1] que creó olas de maremoto de hasta 40,5 metros.[7]

 El terremoto ocurrió a las 14:46:23 hora local  del viernes 11 de marzo (curiosamente el día que se conmemoraba el séptimo aniversario de la matanza terrorista de Al Qaeda en los trenes de Madrid). El epicentro del terremoto se ubicó en el mar, frente a la costa de Honshu, 130 km al este de Sendai, en la prefectura de Miyagi, Japón.

Fue de 9,0 grados MW, confirmado por la Agencia Meteorológica de Japón y el USGS. El terremoto duró aproximadamente 6 minutos según los sismólogos.[9] El USGS explicó que el terremoto ocurrió a causa de un desplazamiento en proximidades de la zona de la interfase entre placas de subducción entre la placa del Pacífico y la placa Norteamericana.

Dos días antes, este terremoto había sido precedido por otro temblor importante, pero de menor magnitud, ocurrido el miércoles 9 de marzo de 2011, a las 02:45:18 La magnitud de 9,0  MW lo convirtió en el terremoto más potente sufrido en Japón hasta la fecha[7] así como el quinto más potente del mundo de todos los terremotos medidos hasta la fecha.[11] [12]

Desde 1973 la zona de subducción de la fosa de Japón ha experimentado nueve eventos sísmicos de magnitud 7 o superior. El mayor fue un terremoto ocurrido en diciembre de 1994 que tuvo una magnitud de 7,8 grados, con epicentro a unos 260 km al norte del terremoto del 11 de marzo del 2011, el cual causó 3 muertos y unos 300 heridos.

[7]Un minuto antes del terremoto principal, el Sistema de Alerta de Terremotos, conectado a cerca de 1.000 sismógrafos en Japón, envió una serie de avisos a los diferentes medios de comunicación japoneses alertando del peligro inminente. Se cree que gracias a estas alertas se pudieron salvar una gran cantidad de personas.[16]

Un oficial de la ciudad más dañada, Kurihara en la prefectura de Miyagi, respondió en una entrevista telefónica para la Agence France-Presse:

"Fuimos sacudidos tan fuertemente que tuvimos que sujetarnos para no caer. No podíamos escapar de los edificios inmediatamente porque los temblores no paraban... La policía ahora está en la calle, recogiendo información del daño".[23]

El terremoto liberó una cantidad de energía superficial [24]que se disipó en forma de temblor y la energía que generó el tsunami; es casi el doble comparada con el terremoto de 9,3 grados del 2004 en el Océano Índico. Si se hubiera aprovechado la energía superficial de este terremoto, se podría abastecer a una ciudad del tamaño de Los Ángeles durante todo un año.[25]

[26]Esto es equivalente a 9.320 gigatoneladas de TNT, o aproximadamente 600 millones de veces la energía de la bomba nuclear de Hiroshima.

Luego del paso del tsunami, en el estado de California en la costa oeste de EE. UU., se declaró estado de emergencia para los cuatro condados del norte afectados por el tsunami, cuyo impacto ha dejado numerosos destrozos en puertos y playas.

 El maremoto ha causado inundaciones en zonas costeras de Hawái, así como en puntos de los estados de Oregón y California. Uno de los lugares más afectados por el oleaje ha sido la localidad de Crescent City, situada en una bahía del condado de Del Norte conocida por ser vulnerable a los tsunamis. Su puerto quedó destruido por la marea y las embarcaciones sufrieron importantes daños, lo mismo que algunos edificios.

Las primeras olas que se registraron en Perú tuvieron entre 15 y 40 centímetros de altura, pese a lo cual las autoridades señalaron que van a mantener la vigilancia en previsión de que el siguiente oleaje pueda ser más intenso. En la Isla de Pascua (Chile) fue una de las primeras localidades en ser alertadas del maremoto, que con preocupación esperaron un escenario similar al observado en Hawái.

 En la localidad chilena del Corral, el mar entró aproximadamente 100 metros, aunque de forma lenta y sin fuerza.

 El mar se desbordó en al menos dos puntos de la costanera arrancando letreros municipales y de la gobernación marítima. Si bien la zona no estaba comprendida en el plan de emergencia y la autoridad no decreto medidas de resguardo especiales, la falta de turistas en la zona evitó daños a las personas. El resto de localidades de Chile no sufrió mayores complicaciones, aunque en varias localidades se detectó el aumento del nivel del mar.[32][33]

 

La Agencia de Policía Nacional japonesa confirmó 15,845 muertes,[37] [38] 3,380 personas desaparecidas[37] [38] y 5,893 heridos.

El 92% de los fallecidos perecieron ahogados en el mar.

 

El terremoto de Vallenar-Catamarca de 1922 fue un sismo registrado el 10 de noviembre de 1922 a las 22:30 hora local (2:30 del día 11 UTC). Su epicentro se localizó en la frontera con Argentina, entre Vallenar, Región de Atacama y en Tinogasta, Provincia de Catamarca, el terremoto tuvo una magnitud de 8,6º en la escala sismológica de magnitud de momento.[1]

Se sintió entre la Región de Antofagasta y la Región Metropolitana de Santiago en el lado chileno, mientras que en el lado argentino se sintió en las provincias de La Rioja, Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, San Juan, Mendoza y en San Luis. El terremoto dejó un saldo de aproximadamente más de 2000 muertos. En Vallenar y en Tinogasta se produjeron grietas de hasta más de un metro de profundidad. Hubo aproximadamente 300 víctimas en Copiapó y 600 aproximadamente en Tinogasta.

Como dato curioso relatar que el río Los Choros (Chile), caudaloso en aquellos tiempos, se hundió en la tierra y hasta el día de hoy no ha vuelto a emerger.


Terremoto de Pisco 2007

La cifra oficial de fallecidos asciende a 595 personas y 318 desaparecidos. 319.886 personas fueron afectadas y 76 mil viviendas habrán de ser reconstruidas. Afectó principalmente a las ciudades de Pisco, Cañete, Chincha e Ica

Destruyó gran parte de la reserva natural de Paracas por lo que también se consideró una tragedia ecológica que afectó  a los lobos marinos que habitaban en la pequeña isla conocida como la catedral.[]

En la ciudad de Lima, algunos edificios de entidades públicas como el Ministerio de Trabajo,[8] el Edificio Alzamora Valdez (sede de la Corte Superior de Justicia de Lima)[9] [10] y el Palacio Legislativo[11] sufrieron daños estructurales que motivaron estudios relativos a su traslado.

La región afectada por este terremoto contribuye con el 3% del Producto Bruto Interno del país, dado por el crecimiento del sector de la agroexportación y de la confección de textiles. En el ámbito de la agroindustria, fueron afectados principalmente la producción de mangos, páprica, espárragos y el sector vitivinícola de la zona. Sin embargo, la más afectada fue la industria textil que quedó completamente paralizada dejando a más de cinco mil personas sin empleo.[12]

Numerosas personas grabaron lo sucedido pudiéndose oír el imponente sonido telúrico, similar al de un tren descarrilando, y ver una espesa tormenta de polvo y la desesperación de los vecinos. Después que el terremoto cesó las calles destruidas y opacadas por la tormenta de polvo escondían a miles de muertos y heridos que luchaban por salir de entre los escombros.

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El terremoto de Guatemala de 1976 fue registrado el miércoles 4 de febrero de 1976 a las 03:01:43 hora local (09:01:43 UTC). El sismo tuvo una magnitud de 7.5 grados en la escala de Richter y se produjo a una profundidad de 5 kilómetros, cerca de la ciudad de Los Amates, en el departamento de Izabal, a 160 kilómetros al noreste de la capital Ciudad de Guatemala; en solo unos segundos un tercio de la capital quedó reducido a escombros y miles de edificios colapsaron; el terremoto se sintió también en Belice, El Salvador, Honduras y México, hasta donde se sintieron sus ondas telúricas en la Ciudad de México.[1] También se registró un gran número de réplicas, siendo las más fuertes las de 5,8, 5,7 y 5,2 grados.

Los efectos del terremoto fueron devastadores. Aproximadamente 23.000 personas fallecieron, 76.000 resultaron heridos y más de 1 millón de personas quedaron sin hogar.[2] El terremoto se produjo durante la noche cuando la mayoría de la población se encontraba durmiendo dentro de sus casas. Esto ha contribuido al elevado número de víctimas y sucedió en plena guerra civil que abatió al país entre 1960 y 1996.[2]

El epicentro del sismo fue localizado cerca de la ciudad de Los Amates, en la parte oriental de la Falla de Motagua, una falla tranformante que forma la frontera tectónica entre la placa Norteamericana y la placa del Caribe. El sismo principal duró 39 segundos, y causó una ruptura visible sobre 230 km a lo largo de la falla de Motagua, desde Puerto Barrios en el oriente, hasta Chimaltenango en el occidente.[1] La longitud de la falla inferida -basada en la registración de réplicas- se estimó en 300 km.[3] En diferentes partes de la falla se crearon aceleraciones muy altas.[4] El promedio del desplazamiento horizontal a lo largo de la falla de Motagua fue de 100 cm, con un desplazamiento máximo de 326 cm.[3]

El sismo principal causó la activación de zonas de fallas secundarias, incluyendo la falla de Mixco situada en una zona densamente poblada al noroeste de la Ciudad de Guatemala.

La intensidad máxima del sismo (MM IX) se observó en algunos sectores de la ciudad de Guatemala, la zona de Mixco y en Gualán. Una intensidad sísmica de MM VI fue observado en un área total de 33.000 km².[3] Hubo licuefacción y borbotones de arena en varios lugares con alta intensidad sísmica.

La zona más afectada cubría alrededor de 30.000 km², con una población de 2,5 millones de personas. Cerca de 23.000 personas fallecieron y 77.000 resultaron gravemente heridas. Aproximadamente 258.000 casas fueron destruidas, dejando a cerca de 1,2 millones de personas sin hogar. 40% de la infraestructura hospitalaria nacional fue destruida, mientras que otros centros de salud también sufrieron daños sustanciales.[6]

La Ciudad de Guatemala era un caos, miles de personas estaban sepultadas entre los escombros, muchas muertas o heridas de gravedad. A medida que se recuperaban los cuerpos la magnitud del desastre quedaba al descubierto; las autoridades organizaron la excavación de tumbas colectivas, la cantidad de muertos era tan grande que no tuvieron alternativa. Muchos puentes, torres de alta tensión, postes de luz y de teléfonos y carreteras colapsaron o se destruyeron. Los rieles de las líneas de los ferrocarriles se retorcieron como culebras. Varios departamentos del país fueron afectados por el sismo: Chimaltenango, Chiquimula, El Petén, Guatemala, Izabal y Sacatepéquez al igual que muchos pueblos y ciudades; las instalaciones portuarias de Puerto Barrios, cabecera del departamento de Izabal, quedaron destruidas; el departamento de Chimaltenango fue el más afectado pues registró casi 14,000 muertos y muchos pueblos como San Martín Jilotepeque quedaron en ruinas sobre todo su templo colonial.

La capital Ciudad de Guatemala y sus alrededores sufrieron los peores daños, a pesar de estar lejos del epicentro del temblor; la periferia de la ciudad quedó más destruida que el centro debido a que las casas estaban hechas de adobe, el Palacio Nacional y la vecina Casa Presidencial no sufrieron mayores daños. La Catedral de Ciudad de Guatemala, la Iglesia la Recolección y la ermita del Carmen en el cerro del mismo nombre sufrieron daños y fueron reparados. También hubo algunos daños en Antigua Guatemala, Sacatepéquez (destruida varias veces por los sismos sobre todo por los terremotos de Santa Marta en 1773), aunque varias casas y edificios coloniales resistieron el terremoto por tener paredes de más de 1 metro de espesor; el Palacio de los Capitanes Generales resistió el temblor con algunos daños y hubo que demoler el muro de la fachada oriental. Después tomó cerca de una década para la reconstrucción del país a tal punto que hoy es raro encontrar ruinas del sismo. El sismo también presentó daños al patrimonio cultural nacional con la destrucción total o parcial de varias iglesias coloniales y varios edificios históricos.

Debido a que todos los hospitales de la capital estaban colapsados por la enorme cantidad de heridos que llegaban sin cesar el Ejército de Estados Unidos también montó un hospital de campaña en Chimaltenango a unos 56 kilómetros al oeste de la Ciudad de Guatemala, sobre la Carretera Panamericana. A pesar de que los esmerados equipos médicos trabajaron sin descanso les resultaba muy difícil atender el interminable flujo de víctimas del terremoto, muchos de ellos bebés y niños. Debido a que muchas personas de todas las edades quedaron atrapadas debajo de los escombros cuando ocurrió el sismo la mayoría sufrió heridas graves como fracturas de pelvis y de espalda.

Posteriormente hubo otros terremotos como el de San Marcos en 2012 en el que murieron 44 personas o el de un año antes en Champerico donde fallecieron 4 personas, afortunadamente no tan graves como el del 76.

El terremoto de Haití en 2010 fue el mayor en cuanto al número de víctimas en todos los tiempos que ha padecido el mundo, por encima de los dos sufridos en Sumetra y el de Lisboa en 1776.

El Primer Ministro de Haití, Jean Max Bellerive, afirmó que temía que el balance por el potente sismo del martes en su país podría superar las 140.000 víctimas,[37] sin embargo las cifras oficiales hablan finalmente de 316.000 muertos.

Entre las edificaciones destruidas, como la sede de la ONU en Haití, se retiraron cadáveres de entre los escombros, pero alrededor de 150 funcionarios seguían desaparecidos,[40] dijeron funcionarios del organismo.[41] El domingo 24 de enero de 2010, el gobierno de Haití anunció que se habían recogido y enterrado 150.000 cadáveres sólo en la capital, Puerto Príncipe, y sus alrededores pero que no se sabe cuántos permanecían bajo los escombros de edificios destruidos.[43]

Todo el personal que se encontraba en el edificio de las Naciones Unidas pereció, incluyendo el jefe de la misión de la ONU, Hédi Annabi, quien estaba reunido con una delegación china en el momento del desastre.[46] Dicha información fue confirmada tanto por el presidente de Haití, René Preval así como del Ministro de Asuntos Exteriores de Francia Bernard Kouchner.[47] [46]

Unos 3000 trabajadores de la ONU se encuentran desaparecidos, entre ellos el subjefe de la misión, Luiz Carlos da Costa.[40] Unos 25 cascos azules han fallecido y unos 23 están desaparecidos.[40]

Información obtenida en Prensa Libre, El Correo, Diario la República y en la Wikipedia.

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