martes, 28 de octubre de 2014

El día en que el fútbol se suspendió por la llegada de los Ovnis.

El día que varios ovnis suspendieron un partido de fútbol

Hace 60 años un partido de fútbol se detuvo intempestivamente cuando varios objetos voladores no identificados fueron vistos sobre un estadio de la ciudad italiana de Florencia.

                                                                                          
El avistamiento paralizó el partido. No sabemos si se trató de ovnis, o de alucinación colectiva propiciada por la sugestión.Sea como fuere, lo que quedó demostrado aquella tarde de septiembre, es que el amor por lo desconocido y el misterio ya existía en los años cincuenta. Pese a que la época dorada de los platillos volantes llegó en los años setenta, este caso demuestra que ya en los 50 se miraba al cielo par algo más que ver si iba a llover. A parte de los objetos volantes no identificados en forma de platillos hubo extraños filamentos esparciéndose por los aires. Los científicos pensaron que se podía tratar de telas de araña. Pero no llegaron a una conclusión puesto que la citada sustancia tenía elementos como silicona, algo que no producen los arácnidos. Más información bajando el cursor:





¿Llegaban extraterrestres a la Tierra? Y si no fue así ¿Qué fueron?
 
Ocurrió el 27 de octubre de 1954 en un típico día de otoño en la región de Toscana. El poderoso club Fiorentina se enfrentaba a su rival local Pistoiese.
 
Unos 10.000 fanáticos veían el encuentro desde las gradas del Estadio Artemi Franchi. Pero justo después de empezado el segundo tiempo, la cancha quedó en silencio y segundos después la gente en la grada emitió un ruido como si estuviera exaltada.
 
Los espectadores ya no veían el partido, sino hacia el cielo, señalando con sus dedos. Los jugadores dejaron de correr y el balón rodó hasta detenerse.
 
Uno de los futbolistas era Ardico Magnini, una especie de leyenda para el club que había jugado para Italia en el Mundial de ese año.
 
"Recuerdo todo de la A a la Z", asegura. "Era algo que lucía como un huevo que se movía lentamente, lentamente, lentamente. Todos estaban viendo hacia arriba y había algo brillante en el cielo, plateado brillante".
 
"Estábamos impresionados, nunca habíamos visto algo así en el cielo. Nos quedamos impactados".
 
Partido suspendido

El encuentro fue suspendido porque los espectadores vieron algo en el cielo, decía el reporte que redactó el árbitro.
 
Entre los asistentes estaba Gigi Boni, un fanático del Fiorentina de toda la vida. "Recuerdo claramente este avistamiento increíble", dice. Su descripción de haber observado múltiples objetos difiere un poco de lo que vio Magnini.
 

Unos 10.000 fanáticos veían el encuentro en las gradas del Estadio Artemi Franchi.
Unos 10.000 fanáticos veían el encuentro en las gradas del Estadio Artemi Franchi.

 
"Se movían muy rápido y luego se detuvieron. Todo duró un par de minutos. Podría describirlos como unos tabacos cubanos. Me recordaron a estos tabacos en la forma en que lucían".
 
Boni ha pasado muchos años reviviendo ese día en su mente. "Creo que eran extraterrestres. Eso es lo que yo creo, no hay otra explicación que pueda hacerme".
 
Otro de los jugadores, Romolo Tuci, cerca de sus 80 años, está de acuerdo. "En esos años todos hablábamos de extraterrestres, de ovnis y tuvimos una experiencia, los vimos, los vimos directamente, de verdad".
 
El incidente en el estadio no puede ser interpretado como un caso de histeria colectiva ya que hubo varios reportes de avistamientos de ovnis en diferentes pueblos de la Toscana durante los días que siguieron.
 
De acuerdo a algunos testigos oculares, un rayo de luz blanca fue visto en el cielo proveniente de la localidad de Prato, en el norte de Florencia.
 
Otro hombre que no perdió la oportunidad de hablar sobre ese día es Roberto Pinotti, presidente del Centro Nacional de ovnis. Ha escrito muchos libros sobre objetos voladores no identificados y su casa en el centro de Florencia está llena de parafernalia relacionada con extraterrestres, carteles de viejas películas B, artículos de periódicos enmarcados y fotos borrosas en blanco y negro de platillos voladores.
 
"Tanto los jugadores como el público en las gradas quedaron impactados al ver estos objetos sobre el estadio", indica Pinotti.
 
"En esa época los diarios hablaban de marcianos. Claro, ahora sabemos que eso no es así, pero podríamos concluir que fue un fenónemo inteligente, un fenómeno tecnológico, un fenómeno que no podemos vincular a algo que sepamos que está en la Tierra".
 
También está intrigado por el material que cayó del cielo, lo que Magnini describe como plateado y brilloso.
 
"Es un hecho que al mismo tiempo que los ovnis eran vistos sobre Florencia, había una extraña sustancia pegajosa cayendo desde el cielo. En español lo llamamos 'cabello de ángel'", dice Pinotti.
 
"Se desintegraba"

"El único problema es que después de un corto periodo de tiempo se desintegraba". A la edad de 10 años, fue testigo de este fenómeno. "Recuerdo, en un día muy claro, ver los techos de las casas en Florencia cubiertos de esta sustancia blanca por una hora, y como la nieve, se evaporó".
 

Silvio Neri dibujó lo que vio ese día.
Silvio Neri dibujó lo que vio ese día.

 
"Nadie sabe que relación tiene esta sustancia con los ovnis".
 
Varios testigos lo describieron como algodón, la sustancia era difícil de recolectar porque se desintegraba con el contacto, pero muchos intentaron determinar qué era.
 
Uno de ellos fue el periodista del diario florentino La Nazione, el ya fallecido Giorgio Batini. En 2003, señaló al programa de televisión italiano, Voyager, cómo ese día recibió cientos de llamadas telefónicas sobre los avistamientos.
 
Desde las oficinas de La Nazione, en el centro de la ciudad, su propia visión del cielo estaba bloqueada por la Catedral, por lo que decidió subir al techo del edificio del periódico para observar lo que estaba viendo todo el mundo. El reportero de 81 años recuerda haber visto "bolas brillantes" moviéndose rápido hacia el domo de la Catedral.
 
Batini salió a investigar. Se encontró con un trozo de madera fuera de la ciudad cubierto con pelusa blanca. Recolectó varias muestras envolviéndolas en un palillo de fósforo y las llevó al Instituto de Análisis Químico de la Universidad de Florencia. Cuando llegó allí, encontró que otros habían hecho lo mismo.
 
El laboratorio, manejado por el científico Giovanni Canneri, sometió al material a un análisis espectográfico y concluyó que contenía los elementos borón, silicona, calcio y magnesio. No era radiactivo, desafortunadamente, esto no llevó a conclusiones definitivas y el material se destruyó en el proceso.
 
¿Pudo haber venido de un Ovni? "Es una idea absolutamente tonta. La ciencia rechaza esa idea", dice el piloto de la Fuerza Aérea de EE.UU. convertido en astrónomo, James McGaha.
 
Desde el Observatorio de Pastizales en el sureste de Arizona, McGaha ha invertido más de 40.000 horas viendo el cielo nocturno, sin mencionar las horas adicionales en la cabina de aviones caza.
 
"Todo el fenómeno de los ovnis es un mito, magia, superstición envuelta en la idea de que los extraterrestres vienen para salvarnos o para destruirnos", asevera.
 
Desde el punto de vista de McGaha, el espectáculo completo, el "cabello de ángel" y todo, no fue otra cosa que arañas migrando.
 
"Cuando vi ese caso originalmente pensé en que quizás fue una bola de fuego, un meteorito muy brillante entrando en la atmósfera. Pueden tener la forma de un tabaco rompiéndose en pedazos. Pero parece que se trató de algo causado por arañas jóvenes haciendo telarañas, telarañas muy finas".
 
"Las arañas usan estas redes como conductores, las conectan y al verlas en el cielo como globos básicamente es porque así se trasladan de un lugar a otro. Vuelan con el viento y estas bolas de telaraña han sido vistas a miles de metros del suelo, por lo que cuando el Sol las alumbra, brillan, ves toda clase de efectos visuales", agrega.
 
"Cuando esto se rompe y cae al suelo, parece magia, claro", dice McGaha. "Estoy seguro que eso fue lo que ocurrió ese día".
 
Migración de arañas

Esta teoría es apoyada por el hecho de que septiembre y octubre son los meses cuando las arañas del hemisferio norte emigran, un hecho que aún genera titulares en la prensa de hoy en día. Sin embargo, esto no convence a todos.
 
"Claro que sé de la hipótesis de la migración de arañas, pero no tiene sentido. Es una vieja historia estúpida", indica Pinotti.
 
Refuta la teoría de las arañas debido al análisis químico de las muestras de "cabello de ángel". La seda de araña es proteína, un compuesto orgánico que contiene nitrógeno, calcio, hidrógeno y oxígeno, no los elementos encontrados en las muestras de Batini y otros que fueron llevadas a la universidad.
 
Luego de 60 años, la posibilidad de determinar las causas es muy pequeña. "No confiaría en informes de un viejo y extraño evento como éste a no ser que haya visto los datos", dice el escritor científico Phillip Ball. Está de acuerdo en que los elementos que fueron observados en el "cabello de ángel" no concuerdan con la teoría de las arañas.
 
"El magnesio y el calcio son elementos comunes de cuerpos vivientes, bóron y silicona no tanto, pero si estos fueran los elementos principales de la pelusa blanca, no me suena que vienen de arañas", asegura.
 
Esto significa que sigue el misterio. No importa lo que digan los científicos, aquellos que estuvieron allí están convencidos de que lo que vieron no tiene nada que ver con algo de este planeta.
 
Romolo Tuci sólo dice que se siente afortunado de haber estado allí. Sus ojos muestran todavía excitación cuando recuerda ese curioso día. "Estaba hechizado y también muy feliz".



 


viernes, 24 de octubre de 2014

Las diez peores tragedias en Estadios deportivos.

El fútbol es el deporte que más aficionados lleva a los escenarios deportivos y es por eso que todas las tragedias que más vidas se cobraron en espectáculos deportivos tuvieron lugar durante un partido de balompié.
La mayoría de veces son debido a estampidas, a avalanchas o a querer salir por una puerta cerrada sin poder dar marcha atrás por la marabunta de aficionados que se agolpan en un reducido espacio. Pero también puede ser a consecuencia de que se cae un muro, como ocurrió en Escocia, o por los gases lacrimógenos de la policía, como ocurrió en Lima, donde perecieron más de 325 personas, el record de muertes en un partido. 

 1. Perú-Argentina, 5 de Abril de 1964. Todo comenzó cuando un par de energúmenos saltaron al terreno de juego para linchar al árbitro por anular un gol legal al Perú en las postrimerías del encuentro.
Le echaron la culpa al Negro Bomba, proxeneta y delincuente, jamás imaginó que su acción originaría la peor tragedia en un estadio de fútbol. Corrió como un pelele tras el árbitro con la intención de golpearle por anular ese trascendental gol a Perú. Pero la reacción de la policía fue desmesurada y propició el desastre. Los aficionados trataron de huir del estadio ante el escozor de ojos que les provocaban los gases lacrimógenos pero las puertas estaban cerradas. Sólo se podían abrir desde fuera y no había nadie allí para abrirlas. Cuando se abrieron fue demasiado tarde.

El Negro Bomba fue el chivo expiatorio de la policía. Aunque consiguió refugiarse en su modesta casa del Callao, unos días más tarde 20 policías rodearon su casa y le sacaron de ella como si fuera Bin Laden. En la calle la gente reventó establecimientos y quemó vehículos, el malestar por la mala actuación de la policía desató el caos por unos días en el convulso Perú que sufría una tormentosa dictadura en aquel año de 1964.

Tragedia Nacional: se cumplen 50 años de muertes en coloso



En un primer momento los rotativos limeños hablaban de más de 260 muertos, luego la cifra se redujo un poco, conforme fueron pasando las horas y algunas personas aparecieron en sus casas al salir del hospital del Empleado o del hospital Obrero donde fueron atendidos.


desastres
Estadio Port Said, Port Said (Egipto)
Murieron 74 personas y más de mil heridos como consecuencia de los ataques de seguidores del club Al-Masry contra los aficionados y jugadores del Al-Ahly club, el 1 de febrero de 2012. Los aficionados del Al-Alhy tuvieron que salir escoltados y viajaron en helicóptero a su país para evitar un linchamiento de los enfurecidos aficionados egipcios.



tragedias
Estadio Port Said, Port Said (Egipto)
Murieron 74 personas y más de mil heridos como consecuencia de los ataques de seguidores del club Al-Masry contra los aficionados y jugadores del Al-Ahly club.



football
Estadio Mateo Flores, Ciudad de Guatemala (Guatemala)
El 24 de Octubre de 1996, unos meses antes se habían firmado los acuerdos de paz que ponían fin a una Guerra Civil que había durado 36 años. Mucho dolor para un país que ese día se levantaba con la ilusión de ganar, era un día de fiesta en Guatemala. Era un día soleado que evidenciaba el final de la larga temporada de lluvias y los rotativos anunciaban el partido del siglo que todo el mundo ansiaba ver desde muchas semanas atrás.  Sólo el que ha vivido en tierras chapinas sabe con que devoción viven los guatemaltecos el fútbol. Si Guatemala ganaba podía acceder al que debía de ser su primer mundial. Pero lo que debía de ser una fiesta acabó en tragedia.
Las cuentas dieron un total de 84 víctimas y cientos de heridos antes del juego de las clasificatorias al mundial Francia 98, entre Guatemala y Costa Rica. Se presentó una estampida cuando aficionados locales trataron de ingresar a la fuerza al estadio. Se habían vendido 12.000 entradas falsas por lo que había 50.000 espectadores y el recinto tenía un aforo ligeramente inferior a 40.000 mil. Para evitar que siguiera entrando gente decidieron cerrar las puertas. Pero ya era tarde, ese exceso de aforo provocó la muerte de 84 personas en el fondo norte tras una avalancha. AP Photo/Moises Castillo



estadios de futbol
Estadio Hillsborough, Sheffield (Inglaterra)



Las peores tragedias en estadios de fútbol
El exceso de asistentes y el mal estado de las instalaciones ocasionaron que 96 personas perdieran la via al inicio del juego entre Liverpool y Nottingham Forest, el 15 de abril de 1989. La mayoría de víctimas fue por asfixia y al ser apretados contra las rejas de contención. Cuatro años antes se había producido la tragedia de Heinsel, donde el Liverpool también fue protagonista. David Cannon/Allsport



desastres
Estadio Heysel, Bruselas (Bélgica)
En plena época de furor de los Hooligans, una batalla campal se presentó entre seguidores del Liverpool y los del Juventus italiano el 29 de mayo de 1985 que le costó al vida a 39 personas y dejó otras 600 heridas. Era la final de la copa de Europa. Sorprendentemente el partido se jugó una hora más tarde. Los dos equipos llegaron a un acuerdo para jugarlo, pese a que la Juventus quería suspenderlo por respeto a los muertos, que eran todos italianos. El partido se jugó cuando aún no se habían retirado todos los cadáveres del fondo sur. Algunas televisiones mostraron los cuerpos de los muertos tirados en un fondo instantes antes de que un jugador de la Juventus botara un corner a escasos metros de donde yacían los cuerpos sin vida de varios hinchas de su equipo. Pese al dolor de los italianos, la Juve se llevó el triunfo. En la actualidad, por mucho menos se suspenden los partidos, como por una bengala o por una tangana. Eran otros tiempos y el dinero era lo primero, las televisiones habían pagado mucha plata y el partido se tenía que jugar aunque muriesen 500 personas. En la foto, hinchas italianos persiguen a un seguidor inglés.  El Liverpool fue sancionado a diez años sin jugar competiciones europeas al entender la UEFA que fueron los hinchas ingleses quienes provocaron la tragedia. Los italianos no fueron sancionados pese a quedar demostrado que también sus hinchas propinaron golpizas y llevaban esvásticas. Más que un partido de fútbol parecía una pelea entre nazis, al más puro estilo de Ultra Sur contra el Frente Atleti. Lamentable pero cierto.David Cannon/ALLSPORT



tragedias
Estadio Heysel, Bruselas (Bélgica)
En plena época de furor de los Hooligans, una batalla campal se presentó entre seguidores del Liverpool y los del Juventus italiano el 29 de mayo de 1985 que le costó al vida a 39 personas y dejó otras 600 heridas. Era la final de la copa de Europa. Así terminó la grada luego de evacuar a todos los asistentes. David Cannon/ALLSPORT



football
Estadio Valley Parade, Bradford (Inglaterra)
Un cigarrillo sin apagar fue el causante de un incendio que consumió las tribunas de madera de un sector del estadio Valley Parade, construido en 1908, y que albergaba la fecha entre el Bradford City y el Lincoln City, de la tercera división del fútbol inglés. Murieron 56 personas y 265 resultaron heridas. Los investigadores creen que pudo ser intencionado debido a lo rápido que se extendió el fuego. En las imágenes de videos en you tube que muestran la propagación se observa como se extiende en segundos sin que los espectadores puedan apagarlo. Pareciere que los aficionados visitantes prendieron fuego con gasolina para quemar el estadio, sólo así se explica que en pocos minutos ardiera todo el lateral del estadio. Pese a ser de madera, no hace falta ser un perito en la materia para saber que eso no arde tan rápido y de la manera en que lo hizo.AP Photo/John Redman



estadios de futbol
Estadio Ellis Park, Johanesburgo (Sudáfrica)
Fue el 11 de abril de 2001 cuando se enfrentaban los Kaizer Chiefs contra los Orlando Pirates. Murieron 43 personas por aplastamiento por cuenta de una estampida. Se habla de un sobrecupo de 30 mil personas más de las 90 mil disponibles. En 1991 ocurrió un hecho similar en otro juego de los mismo equipos en el estadio de Orkney, a 200 km de la capital. Gavin Barker/Touchline/Allsport



Las peores tragedias en estadios de fútbol
Estadio Ellis Park, Johanesburgo (Sudáfrica)
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desastres
Estadio Valley Parade, Bradford (Inglaterra)
Un cigarrillo sin apagar fue el causante de un incendio que consumió las tribunas de madera de un sector del estadio Valley Parade, construido en 1908, y que albergaba la fecha entre el Bradford City y el Lincoln City, de la tercera división del fútbol inglés. Murieron 56 personas y 265 resultaron heridas. Allsport UK /Allsport



tragedias
Estadio Central Lenin, Moscú (Rusia)
Conocida también como la tragedia de Luzhniki, ocurrió el 20 de octubre de1982 cuando se disputaba el juego entre el Spartak de Mscú y el HFC Haarlem holandés. Un gol a un minuto del final que ponía la cuenta 2-0 a favor del local hizo que mucha gente que abandonaba el estadio, corriera de nuevo al estadio y se encontraran en la única salida abierta al publico. Los muertos por asfixia ascendieron a 66. Chivista/Wikimedia.Commons



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Estadio Ibrox, Glasgow (Escocia)
Dos tragedias se han presentado en este escenario deportivo. La primera en abril de 1902, cuando la parte de la tribuna oeste se vino abajo por cuenta de las lluvias de días anteriores. Murieron 25 personas y 517 más resultaron heridas. La segunda, en enero de 1971, en un juego Celtic vs. Rangers, un gol de último minuto generó una estampida que causó 66 víctimas y 200 heridos. Una estatua de John Greig (foto) recuerda a las víctimas de 1971. Jeff J Mitchell/Getty Images



estadios de futbol
Estadio Monumental, Buenos Aires (Argentina)
También han sido dos las tragedias en la cancha de River. La primera en 2 de julio de 1944, se presentó una aplastamiento frente a la puerta 11 que estaba cerrada. Nueve muertos dejaron los hechos. Grupo13/LatinContent/Getty Images



Las peores tragedias en estadios de fútbol
Estadio Monumental, Buenos Aires (Argentina)
La segunda tragedia fue el 23 de junio de 1968 y ocurrió de manera muy similar. La puerta no. 12 estaba cerrada y al final del partido, una estampida dejó 71 víctimas. La responsabilidad recayó directamentesobre un comisario de la Policía Federal que ordenó el cierre de la puerta. Las salidas fueron remodeladas para del Mundial de 1978. Dominio Público/ Wikimedia.Commons



desastres
Estadio Nacional, Lima (Perú)



tragedias
Estadio Karaiskakis, Neo Faliro (Grecia)
Un total de 21 personas murieron cuando asistieron al juego entre el AEK y el Olympiacos. Al igual que en otros casos, una puerta, la histórica No. 7 (Thyra 7), estaba cerrada a la hora de la salida, lo que generó la deseperación de los seguidores. Ahora cada vez que juegan los dos equipos (foto) hay un minuto de silencio y el 8 de febrero es una fecha nacional. Vladimir Rys Photography via Getty Images



football
Estadio Karaiskakis, Neo Faliro (Grecia)



estadios de futbol
Estadio Deportivo, Accra (Ghana)
Es considerada como el peor desastre deportivo de África, con 127 víctimas, ocurrido el 9 de mayo de 2001. Jugaban en Accra Hearts y el Asante Kotko. El malestar por el marcador hizo que los hinchas visitantes del Kotoko lanzaran objetos a la cancha. La policía lanzó gases lacrimógenos y se generó una estampida. AP Photo/Daily Graphic

Las diez tragedias aéreas más mortales de la historia.

Últimamente comento mucho sobre vuelos, la tragedia de los Andes me hizo sentir la necesidad de conocer cuales fueron los accidentes de aviación con más muertos, encontré la lista de estos vuelos y observé que muchos de ellos quedaron en el anonimato muy pronto. Tan sólo el de Japón se acerca a la cifra de muertos del que sucedió en los Rodeos, aunque no es tan conocido en España.  Afortunadamente la mayoría de estas tragedias acaecieron en la década de los setentas y comienzos de los ochenta.

En concreto 1985 fue un año negro para la aviación, con tres accidentes que superaron el centenar de muertos todos ellos en América, en lugares tan dispares como Perú, Venezuela y Canadá.

A partir de esa década se accionaron mecanismos de control mucho más eficientes que ayudaron a reducir el número de siniestros. Desgraciadamente siguen dándose casos como el de Spain Air en 2008, el de Air France en 2010 o los acaecidos este año, sin duda un año muy gris, el peor en mucho tiempo con una larga lista de siniestros, entre los que destacan el de Malasian Airlines que a día de hoy sigue sin aparecer ningún indicio o vestigio que ayude a dar con el paradero del mismo.

En pocas semanas ocurrieron dos siniestros que dieron la vuelta al mundo. Primero el avión abatido en Ucrania, a día de hoy no se sabe si fueron los ucranianos o los prorrusos los culpables de tamaña barbarie.

Y el caso del avión argelino que tras varias semanas de búsqueda fue encontrado en suelo malí sin ningún sobreviviente. Se habló en un primer momento de atentado terrorista de El, pero finalmente se comprobó que el accidente obedeció a problemas técnicos.

Deseando que el 2015 no tengamos ningún caso como los padecidos este año paso a desarrollar los diez más sangrientos o destructivos.



1. El de marzo 1977 en Los Rodeos, Tenerife. Dos Boeing 747, operado por KLM y Pan Am, chocan en una pista de niebla en Tenerife, en Islas Canarias, España matando 583 personas. El jet de KLM partió sin permiso y golpeó al avión de Pan Am, ya que rodó a lo largo de la misma pista. La confusión sobre las instrucciones y un bloqueo de las transmisiones de radio contribuido al accidente. Ese aeropuerto fue declarado maldito por la prensa a raíz de que unos años después se diera otro accidente con más de 80 muertos.


Unos años después ante el temor generalizado a volar hacia ese destino y ante el descenso de turistas a la cálida isla tinerfeña las autoridades insulares decidieron cerrar el aeropuerto y actualmente se accede a la isla desde otra terminal enclavada en un lugar de mucho mejor acceso en el que no ha habido ningún siniestro que lamentar. Sabia decisión la que tomaron las autoridades de cerrar aquella puerta al mismísimo infierno que se abrió aquel día de 1977 y que no se cerró del todo. Todavía sigue siendo un lugar maldito hoy en día donde nadie quiere construir, ni tan siquiera pisar, el olor a destrucción aún perdura en aquel desolado y tétrico lugar donde más de 650 personas perdieron sus vidas en dos terribles accidentes.
accidentes



aviones



12 de agosto 1985. Un Japan Air Lines se estrella cerca de 747 millones de toneladas. Fuji después de despegar de Tokio en un vuelo nacional matando a 520. La ruptura de un mamparo de popa, que se habían sometido a reparaciones defectuosas después de un accidente hace siete años, causó la destrucción de una parte de la cola del avión he hizo la incontrolable reacción.
 
Un supervisor de mantenimiento JAL luego se suicidó tras no poder asimilar el sentimiento de culpa(como hiciera hace poco el conductor del crucero koreano donde perdieron la vida más de 200 personas). Mientras que el presidente de la compañía aérea resignado, aceptó la responsabilidad formal y completa del accidente y visitar a las familias de las víctimas para ofrecer una disculpa personal.
Como mencioné en el post de sobrevivientes a catástrofes aéreas, cuatro personas salvaron sus vidas de manera incomprensible, a día de hoy Japón entera se pregunta como pudieron sobre vivir después de tamaña colisión contra una enorme montaña y tras 12 horas sin ser rescatadas.



choques



peores



12 de noviembre 1996. Un Ilyushin IL-76 de carga choca contra avión de Kazajstán en el aire con un 747 Arabia cerca de Delhi, los 349 a bordo de ambos aviones son asesinados. El equipo kazajo había desobedecido las instrucciones, y el avión no estaba equipado con la tecnología para prevenir colisiones.



Tragedia



El vuelo de Turkish Airlines con nombrede vuelo 981, de registro TC-JAV, era un McDonnell Douglas DC-10 que se estrelló justo en las afueras de Senlis, Francia, el 3 de marzo de 1974. Conocido como la catástrofe aérea de Ermenonville después de que el bosque donde se estrelló la aeronave, el accidente causó la muerte de todos los pasajeros, un total de 346 a bordo.
El accidente se debió a la mala cerradura del sistema de carga de enganche, lo que permitió la puerta irse fuera en pleno. La descompresión resultante de la bodega provocó el colapso de la puerta. Los cables más importantes de la eronave se rompiron en pleno vuelo, lo cual dejó a los pilotos sin control alguno sobre el avión. Un granjero francés se encontró con el siniestro en su plantación de nabos que quedó totalmente arrasada. Obra decir que no hubo supervivientes.



aviacion



historia


El vuelo 182 de Air India era un vuelo internacional que operaba la ruta Montreal - Londres - Nueva Delhi - Bombay el 23 de junio de 1985. El vuelo era realizado por un Boeing 747 llamado Emperador Kanishka que luego de despegar del Aeropuerto Internacional Montreal - Mirabel de Montreal explotó en el espacio aéreo de Irlanda a una altitud de 9400 metros y cayó al Océano Atlántico. 329 personas murieron, incluidos 280 ciudadanos canadienses y 22 de nacionalidad india. La explosión y caída del avión estuvo relacionada con el bombardeo del Aeropuerto de Narita en Japón.
Los investigadores de Canadá citó deficiencias en los procedimientos de inspección del equipaje facturado, los equipos de control, y formación de los empleados



aereos



El Vuelo 163 de Saudia fue un vuelo programado entre Karachi y Jeddah, con escala en Riad, llevado a cabo el 19 de agosto de 1980. El avión se incendió en el antiguo Aeropuerto de Riad tras haber aterrizado.Cuando los bomberos pudieron entrar ya era demasiado tarde. Los 287 pasajeros, los 11 sobrecargos y 3 miembros de la tripulación ya habían muerto.



error humano



03 de julio 1988. Un Airbus A300 operado por Iran Air es derribado sobre el estrecho de Ormuz, por el Vincennes destructor de Marina de los EE.UU. La tripulación de la Vincennes, distraída por un tiroteo en curso, lo confundio con uno de los A300, pensando que eran militares hostiles y lo destruyo con dos misiles tierra-aire. Ninguno de los 290 ocupantes sobrevivieron. Se produjo un conflicto entre Usa e Irán que a día de hoy no se ha cerrado, agravando la tensión que  imperaba por aquel entonces entre estos dos países.



los 10 peores accidentes de aviones de la historia



accidentes



25 de mayo 1979. El vuelo 191 estaba acelerando para despegar y cuando levantó el morro, el motor del ala izquierda se desprendió arrancando parte de la misma. El avión comenzó una dramática deriva hacia la izquierda y se estrelló a tan sólo 5 km del aeropuerto donde debía aterrizar. En concreto una zona de venta ambulante junto con varias cocheras y bodegas que fueron destruidas por el aeroplano.
Todas las personas abordo y dos más en tierra fallecieron en este accidente, haciendo un total de 276 almas.



aviones



choques


21 de diciembre 1988. Dos agentes libios son los responsables (uno es culpable) de colocar una bomba a bordo del vuelo Pan American 103, que explota en el cielo nocturno sobre Lockerbie, Escocia, matando a 270 personas, incluyendo 11 en el suelo.



peores



Tragedia



01 de septiembre 1983. Corea Air Lines KL007, un 747 llevando 269 pasajeros y la tripulación de Nueva York a Seúl (con una parada técnica en Anchorage) es derribado por un caza soviético después volar a la deriva fuera de curso - y en el espacio aéreo soviético - cerca de la isla Sakhalin en el Pacífico Norte . La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), atribuyo la desviación misteriosa a "Un alto grado de falta de vigilancia y atención por parte de la tripulación de vuelo." Este hecho deja a las claras que el bloque soviético tampoco se andaba con miramientos ante una invasión de su espacio aéreo. Como los discípulos del Tio Sam, primero disparo y luego pregunto quien es. Esto también se hace en Australia, al menos lo hizo Pistorius, quien disparó por cuatro veces a su novia pensando que era un ladrón que se había colado a su cuarto de baño. Por fortuna le cayeron cinco años de prisión (muy poco pero menos le cayeron a quienes dispararon a los aviones cargados de inocentes viajeros).



aviacion



historia



Un detalle interesante incluye lo siguiente:

Número de aviones Boeing 747 que participan en los accidentes de diez: 7
Número que resulta de sabotaje terrorista o que fueron derribados por error: 4
Número que se produjeron en los Estados Unidos: 1
Número que se produjeron antes de 1974: 0
Número que se produjeron durante la década de 1970 o de 1980: 9
Número en el que un error del piloto puede ser citado como una causa directa o contribuir: 3
Número que se estrelló como resultado directo de una falla mecánica: 3

jueves, 23 de octubre de 2014

Diferentes hipótesis entorno a la desaparición del Star Dust.


Continuo mis relatos sobre aviones para tratar el tema de los que desaparecieron de forma misteriosa. Hace mucho tiempo, en uno de mis primeros posts escribí sobre este tema olvidándome de este avión. No lo he querido incluir en aquella lista entre otras cosas porque a diferencia de los otros, este si que apareció, lamentablemente muchos años después y lógicamente sin supervivientes.

En la actualidad se habla más del Malasyan Airlines, pero como está en boca de tantos y yo huyo de los clásicos para refugiarme en historias menos conocidas hoy pretendo tratar este caso olvidado por el transcurrir del tiempo.

 El Star Dust era un avión de la British South American Airways que desapareció bajo misteriosas circunstancias el 2 de agosto de 1947 en la zona del glaciar del volcán Tupungato, de lado de los Andes argentinos. Este avión realizaba un viaje desde Mendoza a Santiago de Chile cuando se extravió y nunca más se supo de él.
En 1998 un guía de montaña argentino, el andinista Pedro Reguera, asciende por el costado del glaciar del Tupungato, cuando le llama la atención el brillo de un promontorio, alcanza a divisar unos metales de un bloque de motor de aviación con la inscripción Rolls-Royce. Trató de sacar más materiales y debido a la cantidad de nieve y hielo que había en el lugar no pudo encontrar nada más. Así que tuvo que irse del lugar no sin antes hacer algunas fotos de lo encontrado. Tuvieron que pasar dos largos años hasta que se volvió a encontrar los restos de este avión y de sus pasajeros.
Este andinista bajó a su municipio con fotos y se lo comentó a un sargento de un regimiento de montaña, quien a su vez se los comentó a dos andinistas aficionados, José Carlos Moiso y Alejo Moiso.
Los Moiso pensaron que se trataba de los restos del avión de los uruguayos de Viven, pero más tarde averiguan que hay un avión inglés extraviado desde 1947 en la antigua ruta aérea Mendoza-Santiago y que presumiblemente esta sea la aeronave, se informan que el avión pudo haber llevado oro.
A raíz de este descubrimiento se edita en el año 2005 un libro (novelado), cuyo título es: "Historias que devolvió la montaña" y cuyo autor es Gabriel Canone.
Parten al Tupungato en el 15 de enero del 2000.
El 19 de enero hallan en las laderas del glaciar, más bien en los deshielos los restos de un avión cuyas partes parecen corresponder al Start Dust, hay evidencias de haber ocurrido saqueos anteriores.
Se encuentran un bloque de motor, una rueda en perfecto estado, un brazo del tren de aterrizaje, restos de ropa, tres torsos congelados, una mano de mujer, un asiento, un fuelle, ¿billeteras vacías?, pero del oro nada.
En enero de 2000 una avanzada del Ejército Argentino descubrió que los restos apenas estaban desperdigados, lo que sugería un choque frontal más que uno inclinado. El estudio de un propulsor recuperado mostró que los motores estaban funcionando a velocidad cercana a la de crucero en el momento del impacto y que el tren de aterrizaje estaba recogido, lo que sugería un posible choque involuntario contra tierra.
En febrero del mismo año, la Junta Investigadora de Accidentes de Aviación Civil solicitó al ejército una expedición a la zona a más de 5.000 m y con -19 °C, con el objeto de recuperar restos, expedición en la que participaron 16 periodistas argentinos.
Por encargo de la Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC) se bajaron unos 8 kilos de restos del avión que incluía restos humanos, utilizando tropas montadas del Ejército Argentino y helicópteros Lama del Grupo 4 de Caza de la Fuerza Aérea Argentina.
Se aplicaron todo tipo de técnicas forenses, incluido el reconocimiento de ADN por huellas, a los restos humanos encontrados en el lugar para descubrir sus identidades; fueron localizados restos de nueve de las once víctimas, pudieron ser identificados a pesar de la degradación del Adn. De los otros dos cuerpos no se supo nada. Llamó la atención que las víctimas estaban dispersas por diferentes zonas.

Eso dio pie a pensar que pudieron sobrevivir al accidente y que murieron días después, o inclusos meses más tarde, en lo que sería algo similar a los de Viven, pero con final más trágico. Se encontraban a mucha más altitud y venticinco años antes, en una época en la que los medios de rescate eran muchos más precarios pese a existir ya helicópteros. Tal vez los dos cuerpos restantes fueron de los dos últimos supervivientes que decidieron emprender el viaje montaña abajo para llegar a un pueblo. Probablemente murieron en el intento y sus cuerpos será mucho más difícil encontrarlos.

Sea como fuere, la montaña se cobra muchas vidas, generalmente de alpinistas, pero en ocasiones también de víctimas aéreas que por mala suerte terminan en medio de macizos montañosos a más de 50 km de una población.

¿Habrá más aviones siniestrados en remotas montañas de los Andes o del Himalaya?

Parece difícil, pero tal vez alguna avioneta de los años treinta o cuarenta todavía se encuentre en las lejanas tierras de estas cordilleras alejadas de la mano de Dios, esperando a que algún alpinista intrépido de con ellas para devolver a sus pasajeros a su lugar de origen. Aquel lugar al que quizás lleven setenta años intentando volver mientras vagan entre las piedras, la nieve y el hielo oteando al horizonte por si algún valiente llega con la sana intención de devolverles hacia su tierra, aquella que tanto ansiaron en los últimos días de su vida poder volver a pisar.

Me pregunto que será lo que piensen estas personas cuando ven perder sus últimas esperanzas en ser rescatadas de la inmensa montaña. Me imagino que pensaran en sus seres queridos, en el calor de su hogar, en su trabajo, en sus hobbies, en como era sus vidas antes de aterrizar súbitamente en aquel recóndito e inhóspito paraje.

Seguro que por muy triste que fueran sus vidas antes de caer en el infortunio desearían volver a ella, porque cuando se está al límite es cuando más se desea vivir, y es entonces cuando uno dice aquello de que si me salvo de esta seré mucho más feliz y trataré de ser buena persona y ayudar a los que me rodean. Surge un halo de culpa, como si la consciencia les hiciera pensar que si están allí es por algo, algo malo habrán hecho para acabar allí.

La conducta de los que han superado un trance como ese suele ser similar, consideran que tienen que ser mejores personas y ayudar a los demás. Quizás por un profundo agradecimiento a la vida por darle una segunda oportunidad, y por eso deciden vivir con más intensidad, con más deseo, con más firmeza.

 

Reconstrucción del accidente: hipótesis

En 1947 la navegación aérea estaba aún basada en los cálculos "a ojo"; se calculaba la posición del avión mediante la orientación, tiempo y velocidad, y aplicando correcciones derivadas de la observación de las características del terreno y de los vientos esperados. Durante la etapa final del vuelo del Star Dust, la tierra no era visible a causa de que el avión volaba sobre una gran masa de nubes.
Es posible que (en ausencia de referencias fijas de tierra), fuese cometido un gran error de navegación debido a que el avión se encontró de lleno con una ráfaga de aire a chorro (jet stream), ya que los vientos a grandes alturas pueden soplar en direcciones y a velocidades muy distintas que en tierra.
En aquel tiempo, aunque ya se conocía la existencia de estas peligrosas ráfagas de aire, sus acciones no estaban del todo claras, aparte de que el Lancastrian era uno de los pocos aviones capaces de volar a esas altitudes. Si el avión (que acababa de cruzar los Andes a 24.000 pies de altura) hubiese topado con el fondo de la zona de turbulencias (zona donde predominan los vientos del Oeste y Sudoeste), es posible que la tripulación creyese de forma errónea que se encontraban cruzando un banco de nubes en su descenso final hacia Santiago, cuando en realidad estaban a varias millas al este-noreste, sobrevolando el glaciar de Tupangato.

Esto ocurre habitualmente en vuelos trasatlánticos de larga duración, donde debido a la fuerza del viento el vuelo puede alargarse o reducirse una hora, pero lo extraño es que esto ocurra en un vuelo tan corto como es el de Mendoza-Santiago, de apenas una hora de duración.
Es probable que el avión se estrellase repentinamente contra una pared nevada cercana a la cima del glaciar a una altitud de 15.500 pies (4.724 m), provocando una avalancha que enterró los restos y los ocultó a los equipos de rescate. Las probables coordenadas geográficas del sitio del impacto son 33°22'15″S 69°45'39″W, junto a este sitio nace el glaciar del Tupungato.
Los restos se incorporaron a la lengua del glaciar, de modo que sólo algunos fragmentos emergieron a la superficie mucho más abajo del lugar del impacto.
Entre 1998 y 2000 emergió del glaciar un 10% de los restos, incluyendo partes de un motor y las ruedas (una de ellas aún inflada), impulsando varias revisiones del accidente. Es posible que aparezcan más escombros en el futuro a medida que éstos alcancen la zona de fusión del glaciar.
La Junta de Investigación de Accidentes de la Aviación Civil de la Argentina (JIAAC)4 declaró que en el Star Dust se cometió un grave error de navegación y una desviación de la ruta en 64 km que engañó al piloto iniciando su descenso antes de tiempo.
La verdad exacta de lo ocurrido al Star Dust permanecerá para siempre en el misterio.

STENDEC[editar]

La palabra STENDEC fue reportado por el radio operador en Santiago como último mensaje en código morse "fuerte y claro" enviado "muy rápido" a las 17.41. "ETA SANTIAGO 17.45 HRS STENDEC" fue el último de una serie de mensajes transmitida por Star Dust durante el vuelo, reportando posición, altitud, una previsión de llegada a Santiago a las 17.45. El radio operador del Aeropuerto dijo sobre dos mensajes con la palabra STENDEC antes de perder el contacto. Esta palabra sigue sin significado y da lugar a muchas especulación, incluyendo sugestiones (antes de que aparecieran los restos), que el avión fue abducido por OVNIs
Muchas teorías sugieren que las letras en STENDEC son un acrónimo, como STarting EN-routeDescent (comenzando aterrizaje en línea) o Severe Turbulence Encountered Now Descending Emergency Crash-Landing (Severas Turbulencias Encontradas, Aterrizaje de Emergencia en Progreso), pero no hay prueba de esto.
También existe la hipótesis de que en realidad el radio operador entendió mal y el mensaje era STRDEC (Starting descent - Comenzando Aterrizaje), debido a que, en código morse, EN es ". -." y R es ".-." También se observa que STENDEC es anagrama de DESCENT (Aterrizaje)
Esta duda ha sido usada para varias cosas, como STENDECK.

Fallecimientos[editar]

Tripulación[editar]

  • Capitán: Reginald Cook (29)
  • Primer oficial: Hilton Cook (31)
  • Segundo oficial: Donald Cheklin (27)
  • Operador de radio: Dennis Harmer (27)
  • Stargirl" (sobrecargo): Iris Evans (26)

Pasajeros[editar]

  • Casis Said Atalah (47, palestino) - De vuelta a su casa en Santiago de Chile, tras viajar a Palestina para visitar a su madre moribunda. Se encontró un diamante escondido en el forro de su chaqueta.
  • Jack Gooderham (42, británico) - Empresario, viajaba con Harald Pagh.
  • Martha Limpert (67, alemana) - Emigrante que regresaba a su casa de Temuco (Chile) con las cenizas de su marido fallecido por enfermedad.
  • Harald Pagh (41, suizo) - Empresario, políglota y amigo de Jack Gooderham. Viajaba para hacer negocios y renovar amistades.
  • Paul Simpson (43, británico) - Funcionario civil y políglota, un 'Mensajero Real' transportando documentos diplomáticos en una gran saca de lona destinada a la embajada británica en Santiago.
  • Peter Young (41, británico) - Agente sudamericano del fabricante de neumáticos británico Dunlop. Curiosamente, los neumáticos del tren de aterrizaje así como parte del calzado encontrado era de esa marca.
La viuda de Reginald Cook, Cicely, se suicidó más tarde por razones que se creen relacionadas con el accidente.

    Se cumplen 42 años de la tragedia de los Andes. 16 "viven" para contarlo.

     Es la historia más sobrecogedora en torno a supervivientes en la alta montaña que jamás haya escuchado y por ello quiero narrar con detalles como se produjeron los hechos. Sirviéndome de la película de 1993 llamada La Tragedia de los Andes, y con la información que he ido encontrando en varias páginas de internet y en las entrevistas que concedieron algunos de los sobrevivientes he podido tejer este relato que espero que sea de su agrado.
    El 12 de octubre de 1972, el Fairchild Hiller FH-227 perteneciente a la Fuerza Aérea Uruguaya partió del Aeropuerto Internacional de Carrasco transportando al equipo de rugby del club de exalumnos del Colegio Stella Maris de Montevideo, que se dirigía a jugar un partido contra el Old Boys (de Santiago de Chile). Se desarrollaba en ese momento un frente de inestabilidad en todo el sector de la cordillera central.
    Al mando del aparato estaba el coronel Julio César Ferradas, y su copiloto, el teniente coronel Dante Lagurara, al mando de los controles del avión. Además, completando la tripulación, iban el navegante, teniente Ramón Saúl Martínez, el sobrecargo Ovidio Ramírez y el mecánico Carlos Roque.
    Este tipo de avión tiene la particularidad de volar con la cola más baja que la nariz, como el vuelo de un ganso. Su techo máximo es de 6800 msnm y su velocidad máxima de 437 km/h.


    El Fairchild Hiller 227 de la Fuerza Aérea Uruguaya que se estrelló en los Andes.
    El mal tiempo les obligó a detenerse en el aeropuerto El Plumerillo, en la ciudad de MendozaArgentina, donde pasaron la noche. Al día siguiente, el frente persistía, pero debido a la premura del viaje y hechas las consultas pertinentes, se esperó solo hasta la tarde, cuando amainaron levemente las condiciones de tormenta.
    El vuelo continuó así pese a tratarse de una temeridad muy grande por la insistencia de los deportistas que esperaban con ansias su encuentro en Chile.
    En la tarde del 13 de octubre despegando a las 14:18 (hora local) con destino a Santiago de Chile. La ruta a seguir sería vía Paso del Planchón entre las ciudades de Malargüe (Argentina) y Curicó (Chile).
    El avión ascendió hasta los 6000 msnm volando en dirección sur manteniendo la cordillera a su derecha. Contaban con un viento de cola de 20 a 60 nudos.
    A las 15:08 comunicaron su posición a la estación de control de Malargüe girando en dirección noroeste hasta volar por la ruta aérea G17 sobre la cordillera.
    Lagurara estimó que alcanzarían el Paso del Planchón ―el punto de las montañas donde se pasaba del control de tránsito aéreo de Mendoza al de Santiago― a las 15:21 horas. Un mar de nubes blancas se extendía por debajo de ellos.
    Todo iba bien, sin embargo hubo un cambio de suma importancia, la dirección y sentido de los vientos cambiaron de modo que el Fairchild pudo ver reducida su velocidad de crucero en un 15 %, de 210 a 180 nudos. Aparentemente no se consideró esta variable crucial y se cometió un error de navegación que provocó que estuvieran más al norte y más al este de lo que pensaban.
    Dado que el paso estaba cubierto por nubes, los pilotos estimaron en base al tiempo habitual empleado para cruzar el mismo. Sin embargo, no tuvieron en cuenta los fuertes vientos en contra que desaceleraron el avión y el consiguiente aumento de tiempo necesario para completar la travesía.
    A las 15:21 Lagurara informó a los controladores aéreos de Santiago de Chile que sobrevolaban el Paso del Planchón y que calculaba alcanzarían Curicó a las 15:32 (11 minutos después), cuando en realidad sobrevolaban la cordillera a la altura de San Fernando, aproximadamente 50 kilómetros al norte y con montañas de alturas mayores.
    Unos tres minutos más tarde, el Fairchild comunicó de nuevo con Santiago informando que divisaban Curicó. El avión viró entonces a rumbo norte, aproximadamente 70-100 km antes de la ruta hacía el aeropuerto Pudahuel.
    La torre de control de Santiago dio por buena la posición comunicada por Lagurara autorizándole a descender a los 3500 msnm dando por hecho que se dirigía hacia el aeropuerto de Pudahuel al oeste de Santiago de Chile cuando en realidad se adentraban en los encajonamientos de la cordillera en medio de los cordones montañosos sobrevolando el límite argentino-chileno y en las inmediaciones del volcán Tinguiririca de la provincia de San Fernando.
    Dicho error de más de 100 km dificultó posteriormente las tareas de rescate.
    Contando con autorización, el Fairchild teniendo un techo bajo de nubes, comenzó el descenso apoyado por instrumentos entre la niebla de una tormenta en desarrollo mientras todavía se encontraban sobre las montañas. Descendió 1000 m. A esa altura el Fairchild entró en una nube y comenzó a dar sacudidas.
    El aparato descendió varios cientos de metros de golpe al atravesar varios pozos de aire. Ante esta situación, no faltó quien hiciera chistes sobre el incidente, o quien alzara los brazos y vitoreara como en una montaña rusa, o se aventara un balón de rugby.
    La serie de descensos bruscos hicieron que el avión perdiera más altitud (perdió casi 1500 m), momento en el que muchos de los pasajeros quedaron estupefactos al ver que cayeron en la cuenta de que el ala del avión estaba muy cerca de la montaña. Dudaron si aquello era normal. Unos momentos después, los pasajeros se miraban unos a otros con terror, otros rezaban, al ver que estaban a unas decenas de metros de las laderas de un encajonado, esperando el inevitable choque del avión.


    Mapa del lugar del accidente del FAU 571 con la vía recorrida porParrado y Canessa.
    El Fairchild descendió aún más y se metió en un largo cajón de aproximadamente 12 km de elevadas cimas en medio de una nube neblinosa. Repentinamente, la niebla se abrió, al tiempo que los pilotos vieron cómo su aeroplano estaba en rumbo frontal de colisión, con la parte final del cajón cerrada por un alto risco, colindante con el cerro Seler. La alarma de colisión dentro de la cabina se activó, lo que alarmó a pasajeros y tripulación. Lagurara desesperadamente desvió el avión enfilando levemente al noroeste hacia estribor enfrentando la parte que aparentemente parecía ser más baja de los farellones, acelerando y jalando a fondo los controles para tomar altura.
    La aeronave se enfrentó a una cumbre (4400 msnm) que el comandante Lagurara a duras penas y mediante un extraordinario esfuerzo físico pudo salvar la nariz del aparato por apenas un par de metros; pero golpeó la cola en la orilla de la cumbre en un pico sin nombre (posteriormente bautizado cerro Seler, por Nando Parrado en honor a su padre), situado entre el cerro El Sosneado y el volcán Tinguiririca, cerca de la frontera entre Argentina y Chile, pero del lado argentino.
    El aparato al bajar por la pendiente golpeó una segunda vez un risco del pico a 4200 msnm, perdiendo el ala derecha, que fue lanzada hacia atrás con tal fuerza que cortó la cola del aparato a la altura de la ventanilla Nº 8 de 10 por el lado de babor y Nº 7 por el lado de estribor. Al desprenderse la cola con el estabilizador vertical, quedó abierto tras sí el interior en la parte posterior del fuselaje. De este desprendimiento, salieron al menos dos filas de asientos y al impactar contra la montaña, murieron instantáneamente cinco personas, incluido el sobrecargo, que iban todavía atadas a sus asientos de la cola.
    Al golpear el avión por tercera vez en un segundo pico, perdió el ala izquierda, quedando en vuelo únicamente su fuselaje, a manera de proyectil. Éste, aún con bastante velocidad, golpeó tangencialmente el terreno nevado y resbaló por una amplia ladera nevada y empinada de más de 1 km de largo hasta detenerse en un banco de nieve. Dos pasajeros más, atados aún a sus asientos, salieron despedidos por el boquete posterior.
    El sitio donde quedó el avión es una pendiente de los Andes que mira al este, a 3500 msnm, en el glaciar de las Lágrimas, en la alta cuenca del río AtuelMendozaen el centro-oeste de la Argentina; se ubica en el distrito Malargüe, muy próximo al límite con el distrito distrito El Sosneado, en el departamento San Rafael. Dicho lugar está a solo 1200 m de la frontera argentino-chilena, pero a mucha menor altura, pues ésta allí alcanza altitudes de hasta 4770 msnm.
    El golpe de la nariz del avión contra el banco de nieve resultó fatal para los tripulantes de cabina. La fuerza del golpe hizo que el copiloto se azotara fuertemente la cabeza contra el bastón de control y el tren de aterrizaje delantero, todavía en su pozo, comprimiera fuertemente la cabina del avión hacia atrás, atrapando a sus ocupantes contra el panel de instrumentos. Lagurara quedó con su cabeza fuera de la ventanilla y con su pecho y cuerpo comprimido contra el fuselaje en el interior. No le pudieron sacar y unas semanas más tarde un alud cercenó su cabeza. Los periodistas llegaron a decir más tarde que se la arrancaron para jugar al futbol, o para comérsela, nada más lejos de la realidad.
    Los pasajeros que quedaron dentro del fuselaje, por la inercia, fueron comprimidos en sus asientos hacia la parte frontal de éste, que se elevó hasta casi tocar el techo. La fuerza de la inercia hizo que los asientos se soltaran de sus bases y atraparan a muchos por las piernas. Algunos de los fallecidos quedaron comprimidos entre asientos o atrapados por ellos mismos. Los que no quedaron atrapados se dedicaron a tratar de sacar a sus compañeros de la ratonera en que se hallaban presos.

    Algunos pasajeros sufrieron TCE (traumatismo craneoencefálico), lo que provocó su muerte, mientras que otros quedaron atrapados en sus asientos sin posibilidad de zafarse. Para el resto, el golpe fue amortiguado. Increíblemente, algunos pasajeros resultaron ilesos o con tan solo heridas leves. Hubo otros pasajeros con heridas internas graves que fallecieron en horas posteriores.

     De inmediato, Marcelo Pérez, el capitán del equipo de rugby,  organizó a los ilesos para ayudar a liberar a los que seguían atrapados y a los heridos, despejando el fuselaje para prepararse para la noche. Luego salió por atrás del fuselaje y a tientas entre la nieve y el fuselaje se acercó al piloto agonizante quien solicitó agua, a lo que el sobreviviente le acercó nieve a la boca. Entonces, empezó a decir: «Anota, estamos en Curicó, anota...». Entonces, Lagurara viendo que no podía moverse y que era imposible de que le sacaran al estar empotrado contra una montaña de más de cien metros de altura le pidió que tomara el revólver de la cabina y que le disparara, cosa que no ocurrió puesto que Marcelo se negó. El piloto Julio Ferradas había muerto instantáneamente, víctima de un TCE (traumatismo craneoencefálico) y el copiloto Lagurara yacía a su lado pidiendo auxilio. Pese a que Marcelo pidió ayuda y varias personas trataron de sacarlo de la cabina no hubo forma, murió congelado tras agonizar toda la noche, al amanecer del día siguiente.

    De las 45 personas en el avión, trece murieron en el accidente o poco después (entre ellos 4 de los 5 miembros de la tripulación); otros cuatro habían fallecido a la mañana siguiente, y el octavo día, murió una pasajera de nombre Susana Parrado debido a sus lesiones.
    Los 27 restantes tuvieron que enfrentarse a duras condiciones ambientales (-25 a -42 °C) de supervivencia en las montañas congeladas, aún en plena época de nevadas, en medio de la primavera austral. Durante varios días las partidas de rescate intentaron localizar los restos del avión sin éxito. Incluso algunos aviones estuvieron cerca del lugar, pero muy alto para poder encontrarlos.
    Muchos de los supervivientes habían sufrido diversas lesiones cortantes o moretones y carecían de calzado y ropa adecuada para el frío y la nieve. Se organizaron para resistir las duras condiciones imperantes. Para resistir el frío se colocaban los abrigos, pantalones y sudaderas que encontraban en las maletas, así como alguno de ellos tuvo que colocarse abrigos de los que iban muriendo al no haber prendas suficientes que estuvieran secas.

    Cuando pasaron los días más duros del temporal salían al sol y trataban de secar sus calcetines y zapatos mojadas colocándose otros secos que habían guardado cuidadosamente en las maletas. En los días más fríos llegaron a colocarse hasta tres pares de calcetines y de pantalones.
    A pesar de las condiciones y el grado de debilidad y aletargamiento, los supervivientes liderados por el estudiante de medicinaRoberto Canessa, quien propuso soluciones para todo, fabricó además elementos y utensilios ingeniosos tales como alambiques para derretir la nieve y así poder beber, guantes (con los forros de los asientos del avión, que se desprendían con facilidad y les permitían desplazar la nieve sin congelarse), botas (con los cojines de los mismos) para evitar hundirse en la nieve al querer trasladarse, y anteojos (con el plástico tintado) para resistir el frío y el encandilamiento de la nieve.
    La mayoría de los sobrevivientes dormían con un par de pantalones, tres o cuatro suéteres, tres pares de calcetines, y algunos se tapaban la cabeza con una camisa para conservar el aliento. Para evitar la hipotermia, en las noches más frías, se daban masajes para reactivar la circulación e intentaban mantener la temperatura corporal en contacto entre sí. Algunos preferían dormir descalzos para evitar golpear a alguien con sus zapatos.
    La búsqueda se suspendió ocho días después del accidente. En el undécimo día en la montaña los supervivientes escucharon por una radio de pilas, con consternación, que se había abandonado la búsqueda. Ese mismo día la hermana de Nando falleció y este decidió que había que salir de aquel lugar si querían salvar sus vidas.

    El problema estribaba en que les estaban buscando en Chile cuando en verdad se encontraban en Argentina, los aviones cuando llegaban cerca de ellos daban la vuelta para regresar a territorio chileno, de manera que la búsqueda siempre se hacía en zonas equivocadas por culpa del piloto, que dio mal la información a la torre de control.

    Nando y Roberto Conessa estaban convencidos de que tenían que caminar hacia Chile, pues veían en esa dirección los helicópteros y por tanto pensaban que estaban más cerca de una población chilena que de una Argentina. Si hubieran caminado en dirección este en dos días hubieran llegado a una población, pero al caminar hacia el Pacífico se alejaban de la civilización.

    En una ocasión subieron a un cerro hacia el este pero al no divisar nada regresaron al campamento base y desde entonces todos sus intentos fueron en la dirección equivocada.
    La noche del 29 de octubre, a 16 días ya de la caída, una nueva tragedia se cernió sobre el resto del avión y sus ocupantes. En la noche, a eso de las 23:00 un alud se deslizó y sepultó los restos del Fairchild FH-227D, ingresando por el boquete de la parte posterior, arrasando el muro provisional y sepultando a quienes dormían en su interior, salvo a un joven, Roy Harley, quien desesperadamente comenzó a cavar en busca de los que yacían bajo la nieve.
    Pese a los desesperados intentos de rescate por sus compañeros, ocho personas murieron asfixiadas bajo la nieve, incluyendo al capitán del equipo Marcelo Pérez y al último pasajero de sexo femenino, Liliana Navarro de Methol, su marido fue uno de los supervivientes pese a sufrir gangrena en los numerosos intentos de sacar de la nieve a su mujer. No obstante, pese al enterramiento del fuselaje, el resto de los supervivientes consiguieron apartar la nieve y salir al exterior. Roy hizo un agujero a la cubierta y salieron del habitáculo.
     Pero no fue sencillo, apenas disponían de espacio en el interior, contando con menos de un metro hasta el techo solo en la parte delantera del fuselaje. Se percataron suficientemente a tiempo de la carencia de oxígeno al ver que la llama de un mechero tendía a apagarse. Nando Parrado, localizó una vara con la que Roy golpeó el techo del fuselaje hasta conseguir hacer un agujero, pero la capa de nieve por encima del fuselaje le obligó a seguir perforando hasta llegar a la superficie por donde finalmente pudo entrar el oxígeno que necesitaban.
    Podían sentir como en el exterior se estaba desarrollando un duro temporal del cual se protegerían en el interior del fuselaje, como buenamente pudieron retiraron la nieve que había entrado, sin lograr expulsar toda, por lo que el frío se apoderó de su espacio y así comenzó la etapa más dura de la supervivencia.

    Como carecían del alimento que almacenaban fuera del avión, se vieron  obligados a hacer uso de alguno de los cuerpos de sus compañeros fallecidos en el alud que se encontraban en el interior. Este hecho les condicionó en el modo en que posteriormente ubicarían a los cuerpos, tendiendo en cierta medida a dispersarlos pensando que así facilitarían más su disponibilidad ante situaciones inadvertidas. Colocaban palos en la zona para recordar el sitio donde estaban.
    A mediados de noviembre, fallecieron dos jóvenes más (Arturo Nogueira y Rafael Echevarren), a causa de la infección de sus heridas, gangrena. El 11 de diciembre, moriría la 29º y última víctima del accidente por la misma causa (Numa Turcatti). En esa época se produjo el deshielo su habitáculo estaba seco, este hecho ayudó notablemente a que ninguno más muriera a consecuencia del frío y de la gangrena.
    Los supervivientes disponían apenas de alimentos. A pesar de que durante los días posteriores al accidente racionaron la comida disponible, pronto se mostró insuficiente. En el lugar donde se habían estrellado no había vegetación ni animales de los que pudieran alimentarse, el terreno era suelo desnudo de nieves perpetuas.
    El grupo pudo sobrevivir durante 72 días y no morir por inanición gracias a la decisión grupal de alimentarse de la carne de sus compañeros muertos (práctica denominada antropofagia), quienes estaban enterrados en las afueras del fuselaje. No fue una decisión fácil de tomar, y en un principio algunos rechazaron hacerlo, si bien pronto se demostró que era la única esperanza de sobrevivir, muchas consideraciones pasaron por el tema religioso católico. Pronto se impuso la regla (o exigencia), de no utilizar como alimento a ningún familiar cercano, ni tampoco a algún fallecido de sexo femenino.
    En un primer momento quisieron utilizar la radio de la cabina para pedir auxilio, pero carecía de energía, pues la batería estaba en la cola que ellos habían creído divisar 2 km más arriba. Varios de los supervivientes intentaron localizar la sección de cola que había sido arrancada a raíz del primer impacto, esperando poder recuperar las baterías que se encontraban en esa parte del avión. Cuando por fin llegaron a la sección de cola, ubicada a la distancia que habían supuesto, vieron que las baterías resultaban excesivamente pesadas (cerca de 23 kg cada una), para trasportarlas hasta el fuselaje del avión, por lo que decidieron desmontar la radio de la cabina y llevarla hasta la cola del avión; la batería estaba en buen estado. Además en algunas valijas hallaron chocolates y licores que saciaron su hambre, pese a ello no fue suficiente y tuvieron que continuar alimentándose de carne humana en los días siguientes.
    A pesar de todos sus esfuerzos no lograron comunicarse con el exterior pues un cortocircuito originado debido al desconocimiento, dañó irreparablemente la radio. Sólo uno de ellos era mecánico y pese a ello no pudo hacer nada porque funcionara la radio. Junto con el hallazgo de la cola, también hallaron los cuerpos de dos pasajeros enterrados y aún unidos a sus asientos por los cinturones de seguridad. Tan sólo tres personas salieron disparadas del avión antes de la colisión. El tercer cuerpo nunca se encontró.
    El extremo frío de la alta montaña era el peor enemigo que debían afrontar los supervivientes, sin embargo, gracias a estas temperaturas se podía conservar adecuadamente la carne y se impedía por completo el desarrollo de las infecciones que podrían haber producido los microorganismos que estaban en ese momento ausentes debido a estas condiciones, aún ya habiendo comenzado el verano austral en la última etapa.

    El rescate

    Para comienzos de diciembre de 1972, el deshielo dejó al descubierto el fuselaje nuevamente y los sobrevivientes pudieron disfrutar de días soleados, bañados con los cálidos rayos del sol. Los supervivientes finalmente vieron que su única esperanza consistía en ir a buscar ayuda. El 12 de diciembre de 1972Nando Parrado,Roberto Canessa y Antonio Vizintín parten en busca de ayuda.
    Al creer en todo momento que se encontraban ya en territorio chileno, es decir, en el lado occidental de la cordillera andina, tomaron la errada decisión de caminar rumbo al poniente, teniendo que encarar el cruce del encadenamiento principal de los Andes sin medios, preparación, ni fuerzas adecuadas.

     Si la marcha se hubiese efectuado hacia las pampas argentinas, el esfuerzo habría sido muy inferior, pues allí el terreno rápidamente desciende hacia el oriente, logrando arribar a los primeros criadores de cabras y ovejas en un recorrido mucho más acotado y asequible. En particular a unos 21 kilómetros en línea recta se encuentra el Hotel Termas del Sosneado que en aquellos días albergaba víveres y se encontraba custodiado por una persona, con ayuda de la cual probablemente les hubiera sido mucho más fácil encontrar la civilización. La gran altitud del cerro Sosneado y la ubicación errónea facilitada por el miembro de la tripulación moribundo en la cabina, les desorientó completamente. Los cerros hacia Chile parecían más accesibles cuando resultaron ser todo lo contrario. Pensaban que estaban en las estribaciones de los Andes del lado chileno y era al revés.
    El tercer día de marcha, Antonio resbala y se crea una lesión, por lo que deciden enviarlo de vuelta. También le pidieron dejar su ración de carne, ya que el trayecto sería más largo de lo calculado.
    Diez días después de partir de los restos del fuselaje, y habiendo caminado unos 55 km aproximadamente, llegan a la precordillera de San Fernando, al sector de Los Maitenes.

      Recorren un río para vadearlo por casi día y medio y no pueden lograrlo por la crecida del deshielo. Canessa comienza a sentirse enfermo, por lo que Nando debe llevar las dos mochilas. La carne que llevaban consigo comenzó a descomponerse rápidamente debido al aumento significativo de la temperatura de la precordillera.
    Al amanecer del día siguiente, ven en la otra orilla a un huaso chileno que los observa. Nando intenta comunicarse con el pero el fragor del río no lo permite, entonces el huaso ata hojas de papel y un lápiz a una piedra y la lanza sobre el río, Nando a duras penas, por su debilidad, logra hacerle llegar un mensaje escrito donde dicen ser sobrevivientes de un avión siniestrado, el mensaje decía:
    Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos cómo. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?
    Al reverso, una última nota, con lápiz labial: «¿Cuándo viene?».
    El arriero quien resultó ser Sergio Catalán, entiende el mensaje, les lanza un poco de pan y se dirige al retén de Puente Negro a cargo de Carabineros de Chile con el capitán Courbis al mando, es el más próximo (a diez horas de marcha) y da la noticia. Luego de ello, una patrulla de Carabineros se dirige al sector y le brindan ayuda.


    Fernando Parrado y Roberto Canessa junto al arriero Sergio Catalán (1928-) que los descubrió, después de diez terribles días de caminata.
    En aquel día del 22 de diciembre, los pilotos chilenos Carlos García, Jorge Massa y Mario Ávila se preparaban para volar en un DC-6 a Punta Arenas entonces recibieron incrédulos la noticia de que habían aparecido sobrevivientes del avión uruguayo extraviado hace más de dos meses en la cordillera.
    Se habían realizado por parte de la FACH, hasta suspenderse la búsqueda, 66 misiones sin resultados.
    Carlos García, solicitó tres helicópteros Bell UH-1 e inmediatamente se trasladaron hacia el sector Los Maitenes de San Fernando para organizar de inmediato el rescate. Había un gran inconveniente, se había levantado una densa niebla y eso en circunstancias normales habría frenado la tarea de rescate, pero se decidió proseguir a pesar de que la visibilidad no era mayor a 100 m.
    Una vez en Los Maitenes, los rescatistas interrogaron a Parrado y a Canessa. La niebla se levantó a eso de las 12:00 y Parrado sirvió de guía a los helicópteros, Parrado abordó el UH-89 con García al mando, y fue seguido por el UH-91 a cargo de Massa, con un equipo del SAR (Servicio Aéreo de Rescate). El tercer aparato quedó en reserva en el lugar que ya estaba siendo invadido por periodistas.
    El UH-89 y el UH-91 remontaron con gran dificultad las alturas debido a la escasez de corrientes cálidas y falta de aire suficiente para el correcto funcionamiento de los rotores.
    Una vez a la vista el sitio del accidente, los pilotos chilenos comprendieron que el rescate iba a ser muy difícil debido a la pendiente del terreno, pero mientras los 14 sobrevivientes saltaban jubilosos y gritaban de alegría.
    Cuando aterrizaron sobre un solo Skid para afirmarse en la nieve, los rescatistas del SAR descendieron mientras los sobrevivientes intentaban abordar los helicópteros, hubo instantes de angustia ya que a pesar del famélico estado de los sobrevivientes, su número generó un sobrepeso que excedía los límites de carga del UH-Bell, por lo cual hubo que hacer descender a algunos de ellos llegando incluso a usarse la fuerza bruta para evitar un nuevo desastre en el lugar.
    Finalmente aquel día se rescató a siete de los sobrevivientes repartidos en ambos aparatos, el resto de ellos tuvo que permanecer una noche más en el lugar del accidente, aunque esta vez lo hicieron en compañía de miembros del equipo de rescate. Al día siguiente son rescatados los últimos sobrevivientes trasladándolos en helicópteros a Santiago para ser atendidos por médicos.
    Uno de los miembros del SAR que pasó aquella última noche entre los restos del siniestro, contaría más tarde: «El avión estaba partido y sin alas, el piloto aún estaba en su puesto, pero su cabeza había desaparecido y solo quedaba el muñón de la columna asomándose por la ventanilla, había escenas de canibalismo evidente, ya que alrededor y debido al deshielo, dejaba entrever restos humanos».
    Los equipos de rescate contaron 11 cuerpos descuartizados, y los demás en calidad de reserva. Los rostros de los sobrevivientes mostraban las penurias padecidas y un color amarillo-rosado extraño, con la piel pegada a los huesos.
    Roberto Canessa describiría así el momento del impacto:
    Recuerdo un poco el impacto. Me golpeé la cabeza y además me quedó un ojo hinchado, el impacto no fue tan fuerte como debiera haber sido...el avión empezó a deslizarse y se fue frenando, así el golpe no fue tan intenso.
    Roberto Canessa al periodista Jorge Abasolo, en El Mercurio (diciembre de 2007)
    A pesar de las dudas iniciales, los sobrevivientes pronto reconocieron y justificaron que habían tenido que recurrir a la antropofagia para poder sobrevivir. En un principio lo negaron, alegando que en Mendoza habían adquirido grandes cantidades de chocolates, conservas, queso y licores. Pero el hecho quedó al descubierto cuando los diarios chilenos El Mercurio y La Tercera de la Hora publicaron fotografías de restos humanos cerca del fuselaje, tomadas por el Cuerpo de Socorro Andino (CSA) y que no se habían dado a conocer. Los supervivientes se vieron obligados a dar una conferencia de prensa para hablar del asunto.

    Admitieron que cuando se les cavaron las provisiones que quedaban en las maletas no tuvieron otra opción de hacer pequeñas hogueras y calentar la carne de sus compañeros fallecidos. En ocasiones tuvieron que comerse pedazos totalmente crudos. Agradecieron profundamente la comprensión de familiares de los fallecidos, quienes los apoyaron en todo momento: «Ellos [los familiares] dijeron que menos mal que había 45 para que podamos tener 16 hijos de vuelta. Nos quieren como hijos. Supongo que en su yo más íntimo cuando nos ven piensan por qué sobrevivimos nosotros y no sus hijos. Es un sentimiento humano lógico».1

    Cronología resumida[editar]

    octubre de 1972[editar]

    Jueves, 12 de octubre - Día 0 (cero).
    Parte el avión con 40 pasajeros y 5 tripulantes
    Viernes, 13 de octubre - Día 1
    Se estrella el avión. 7 pasajeros salen despedidos y 6 fallecen en el choque. Hay 32 supervivientes.
    Sábado, 14 de octubre - Día 2
    4 personas más mueren durante la madrugada y el día. (Muertos: 10, Desaparecidos: 7, Supervivientes: 28).
    Sábado, 21 de octubre - Día 9
    Muere Susana Parrado. (Muertos: 11, Desaparecidos: 7, Supervivientes: 27).
    Martes, 24 de octubre - Día 12
    Una expedición localiza a 6 de los 7 desaparecidos (excepto a Carlos Valeta). (Muertos: 17, Desaparecidos: 1, Supervivientes: 27).
    Domingo, 29 de octubre - Día 17
    8 personas mueren por la avalancha. (Muertos: 26, Supervivientes: 19).

    noviembre de 1972[editar]

    Miércoles, 15 de noviembre - Día 34
    Muere Arturo Nogueira. (Muertos: 27, Supervivientes: 18).
    Sábado, 18 de noviembre - Día 37
    Muere Rafael Echavarren. (Muertos: 28, Supervivientes: 17).

    diciembre de 1972[editar]

    Lunes, 11 de diciembre - Día 60
    Muere Numa Turcatti. (Muertos: 29, Supervivientes: 16). Este hecho les hace recapacitar a Parrado y a Canessa sobre que hacer. Piden abandonar el avión para descender las montañas y subir las cumbres que hagan falta hasta llegar a una población. Tan sólo consiguen el apoyo de un compañero, y así inician el viaje que les salvaría la vida.
    Miércoles, 13 de Diciembre, día 62, Viztín, el compañero de Roberto y Fernando está a punto de caerse por un terraplén y sufre un pequeño esguince. Surge una discusión entorno si regresar al avión o continuar la marcha. Finalmente Viztín decide regresar por su cuenta al avión convenciendo a sus compañeros de que deben continuar su marcha, pues el panorama era mucho más alentador en aquella zona donde había un riachuelo. Dos días después consigue llegar al avión y dar ánimos a sus compañeros. Les relata que habían encontrado un río y que las posibilidades de dar con humanos era muy factible.
    Miércoles, 20 de diciembre - Día 69
    Canessa y Parrado localizan a Sergio Catalán.
    Jueves, 21 de diciembre - Día 70
    Canessa y Parrado son rescatados. (Rescatados: 2, Supervivientes: 14).
    Viernes, 22 de diciembre - Día 71
    6 de los supervivientes son rescatados. Los 8 restantes tendrán que esperar una noche más. (Rescatados: 8, Supervivientes: 8).
    Sábado, 23 de diciembre - Día 72
    Los 8 supervivientes restantes son rescatados. (Rescatados: 16).
    Algunos de los supervivientes se han convertido en grandes oradores motivacionales, sobre todo Roberto Canessa, quien a parte de terminar medicina y ser cardiólogo fue candidato por el Partido Azul en las elecciones de 1994 a la presidencia de Uruguay, donde no le fue tan bien como cuidando física y mentalmente a sus compañeros heridos en los Andes.
     Tras el rescate, Canessa reveló que su madre y su prometida Laura Surraco fueron las que le impulsaron a escapar de las montañas. Su amor no era cosa pasajera, unos años más tarde se casó con Laura, ahora tienen dos hijos y una hija. El esfuerzo de caminar durante diez días por los Andes tras dos meses sin apenas comida y soportando temperaturas extremas dio sus frutos.
     
    Nando Parrado fue el otro gran héroe, en el accidente vio morir a su madre y a su hermana Susana. Ambas iban en la fila izquierda de la cabina de pasajeros. La madre falleció en el impacto final, cuando el fuselaje se detuvo contra un banco de nieve. Susana quedó con heridas superficiales aunque Zerbino y Canessa (entonces estudiantes de medicina) sospechaban, con acierto, que tenía daños internos graves.
     A las pocas horas manifestó los síntomas de la gangrena en las piernas, debido a las temperaturas bajo cero grados celsius. Al segundo día Nando, tras recuperar muy lentamente el conocimiento, se hizo cargo de ella, alimentándola y masajeándole las piernas ennegrecidas. Aun así fue poco lo que pudo hacer por ella. En medio de su delirio, (solía llamar a su madre fallecida, también balbuceaba incoherencias y tarareaba canciones infantiles inglesas) su estado iba a peor con el transcurrir de los días.
     Por su estado de semiinconsciencia, le fue casi imposible saber a Nando si su hermana menor lo reconocía. Finalmente, tras varios días de agonía, falleció en los brazos de su hermano el 21 de octubre del mismo año, día en que el Servicio Aéreo de Rescate daba por terminada la búsqueda oficial del aeroplano perdido. La joven tenía 20 años.
    En el accidente también perdió a su mejor amigo, Francisco "Panchito" Abal, de 21 años, quien murió debido a una hemorragia cerebral. Nando sufrió mucho porque su amigo murió en la primera noche a consecuencia del frío. Nando estaba inconsciente y no pudo ocuparse de él para abrigarle y darle el apoyo que requería. En esos momentos eran muchos los heridos y pocos los que podían ayudar, por lo que salvaron las vidas de unos pocos sin poder atender a los demás. Su amigo Guido Magri, de 24 años, también había muerto en el impacto mismo del avión.
    Parrado fue considerado por muchos el gran héroe de la tragedia, junto con Zerbino y Canessa no sólo se encargó de ayudar emocionalmente a los heridos sino que hicieron numerosas batidas en busca de maletas que salieron disparadas del avión antes de la última colisión encontrando en algunas de ellas alimentos y abrigos que sirvieron para salvar vidas.
     
    Aunque él mismo se definía como uno más del suceso gracias a su carácter humilde.Fue la primera persona (junto con Roberto Canessa) en escalar y dar nombre al hoy conocido como Monte Seler, nombre en memoria de su padre, y el primer superviviente en entrar en contacto con la persona que les salvó la vida. Cuando Roberto no podía a penas caminar y quería claudicar, fue quien le levantó del suelo y tras cargar las dos mochilas que llevaban abrió el camino.
    Parrado desarrolló posteriormente otros negocios y se convirtió en presentador televisivo. También se dedica a dar conferencias sobre el tema de superar retos en todo el mundo. Ha escrito un libro, el milagro de los Andes.