viernes, 29 de enero de 2016

El Misterio de Rocas Altas, Ibiza.

El enclave de Rocas Altas está marcado como uno de esos sitios en los que suceden hechos anómalos e inexplicables. Lugar de peregrinaje para todos aquellos amantes del misterio que se pueden permitir el viaje hasta tierras ibicencas.

Es un paraje agreste muy próximo a San José, una de las principales poblaciones de Ibiza. Esta zona de pinos y matorrales es la más elevada de la pequeña isla balear y desde dónde se disfrutan las mejores vistas. Por un lado a las montañas del interior y por el resto el extenso mar mediterráneo siempre pintado de un azul turquesa tan intenso y bello que parece haber sido pintado por un genio de la pintura.

Pero esta parte de la isla no es conocida por la mayoría de turistas que llegan a la isla para disfrutar de las calas y de las fiestas diurnas y nocturnas en multitud de playas y discotecas de Ibiza, Santa Eulalia y demás poblaciones abarrotadas de jóvenes con ganas de juerga.

Es por esa que Rocas Altas guarda ese magnetismo tan especial que sólo guardan los lugares que no han sido masificados y que por tanto guardan su encanto y su especial silencio. Un silencio sepulcral que a veces se convierte en griteríos de personas que parecen pedir socorro desde no se sabe dónde. Para los que han vivido esa extraña sensación de oír voces del más allá en Rocas Altas no saben muy bien como describirlas. Pues por un lado parecen lamentos e incluso alaridos pero que no llegan a conocer de qué lugar concreto provienen.

Esto crea confusión y alarma en las personas que escuchan las misteriosas voces. Unas veces por haber estado dentro de una tienda de campaña y otras por el miedo, lo cierto es que los testigos siempre se quedan con las ganas de saber de dónde provienen esas inquietantes voces.

A las voces se les une olores  extraños como a chamusquina, luces en el horizonte como de aviones que nunca llegan materializarse e incluso descensos bruscos de la temperatura contrastados por termómetros de mercurio.
También cuentan que las baterías de los móviles y de las lap tops se terminan muy rápido, así como las pilas de las linternas. La mayoría de los intrépidos visitantes nocturnos terminan por huir del paraje a paso rápido, estupefactos y aterrados por tantos y tantos fenómenos sin explicación aparente.
Esas mismas personas aseguran que por el día no se puede apreciar ninguno de estos fenómenos. Como el antiguo hospital de tuberculosos de Busot, los fenómenos inexplicables se suceden únicamente a horas intempestivas, cuando la quietud de la noche tan sólo es interrumpida por el croar de las ranas y el crepitar de los grillos.

Hace algunos años un vecino de San José comentó que en las noches estivales solía pasear su perro por la zona de Rocas Altas para disfrutar de las vistas y del frescor de la noche ibicenca.
Pero que dejó de hacerlo porque un intenso olor a chamusquina se apoderaba del enclave y le hacía recordar las horas posteriores a la tragedia aérea acaecida en ese mismo lugar en enero de 1972.

“Yo fui uno de los primeros en llegar al lugar tras escuchar la colisión en mi casa. Estaba cenando cuando escuché el enorme estruendo que supuso el accidente. Al llegar al lugar el panorama era espeluznante. Un montón de árboles habían sido reventados de cuajo y entre los restos del fuselaje había multitud de personas muertas. Muchos de ellos aún en sus sillas.  En un primer momento grité para ver si había alguien vivo al que socorrer pero rápidamente comprendía que allí no había supervivientes y regresé a casa para llamar a los bomberos y a la policía.

“Lo que más recuerdo de aquel accidente es el olor a quemado, ese mismo olor que regresa al lugar en las noches de verano aunque no haya nadie prendiendo fuego ni quemando rastrojos. Recordar ese olor a chamusquina me produce tantos escalofríos que prefiero pasear mi perro por calles alumbradas y alejadas de Rocas Altas aunque me toque recoger sus excrementos”.

“Prefiero recoger las enormes cagadas de mi mastín antes que ir al pinar de Rocas Altas y percibir  el penetrante olor a chamusquina que me eriza la piel y me pone los vellos de punta.  Cuando lo percibía salía huyendo pues temía que se me aparecieran las personas fallecidas en el accidente”.

“Uno escucha tantas cosas acerca del lugar, de que se escuchan las voces de los pasajeros agonizando, de que se ven luces, de que hay un portal de acceso a otra dimensión que al final me da un miedo terrible que por sugestión o por lo que sea termine viendo a los fallecidos tal y como los vi el día del accidente.
Si me ocurre eso entonces sé que no llego a casa, me da un síncope en ese lugar y allí me quedo tieso de por vida”.

 Es por eso que este vecino evita frecuentar Rocas Altas en las noches de verano, sin embargo en invierno si se da paseos y nunca ha percibida nada extraño. Puede parecer raro que se así, puesto que el accidente tuvo lugar en invierno, pero los fenómenos parecen aflorar con el calor estival.
Narrado el misterio de Rocas Altas paso a continuación a contar el accidente aéreo que parece ser que fue el desencadenante de estos hechos inexplicables.


El 8 de enero de 1972 los rotativos nacionales abrían su portada contando un hecho trágico sin precedentes en aquella época:
 Un accidente aéreo deja un balance de 104 muertos, el más trágico accidente de la aviación civil española, tuvo lugar a las 12,10 al estrellarse un avión de "Iberia", contra una estribación montañosa del sur-oeste de la isla de Ibiza, en medio de una densa niebla.
Cuatro de los pasajeros del avión Iberia siniestrado, eran de Higueruela.
     El avión un Caravelle, que cubría la línea regular Madrid-Valencia-Ibiza, se estrelló a la citada hora contra una estribación montañosa de escasa altura, en el lugar conocido por "El Morteret, entre los picos "Rocas Altas" (365 m) y la "Atalaya de San José, (301 m) a solo unos 8 kilómetros del aeropuerto de Ibiza.
Ni un solo superviviente.
        La catástrofe aérea de Ibiza, que tan dolorosa impresión causó en toda España, desgraciadamente tuvo en nuestro pueblo una especial y triste resonancia al darse la circunstancia de contarse entre las víctimas con cuatro paisanos nuestros.
     Higueruela sintió  con toda su crudeza el impacto de tan horrible suceso. Todos vivimos la tragedia como propia aquella tarde noche del 7 de enero,  cuando empezaron a circular los rumores de un fatal accidente aéreo. Vimos gente correr y llorar por nuestras calles, presas de la desesperación.  Compartiendo el dolor de cuatro familias muy apreciadas y queridas, que fueron objeto de incontables muestras de condolencia.
        En el siniestrado avión de Iberia viajaban:
http://195.235.95.240/municipios/Higueruela/aminguez/nuestrahistoria/1972Pedrop.jpg
Pedro
Verdejo López
De 32 años.
natural de Higueruela.
Vecino de la localidad de Elche.
Estaba casado y  tenía dos hijas.
http://195.235.95.240/municipios/Higueruela/aminguez/nuestrahistoria/1972Antoniop.jpg
Antonio
Verdejo López
Hermano del anterior  de 27 años.
Soltero.
Agricultor con residencia en Higueruela.
http://195.235.95.240/municipios/Higueruela/aminguez/nuestrahistoria/wence002.jpg
Francisco
García Cantos
Cuñado de los anteriores
De 38 años.
Casado, con tres hijos.
natural de Higueruela pero con domicilio también en la ciudad de Elche.
http://195.235.95.240/municipios/Higueruela/aminguez/nuestrahistoria/wence001..jpg
Juan
García Cantos
La cuarta víctima,
de  41años, casado y con dos hijos, 
vecino de Higueruela,
hermano del antes mencionado  Francisco.
     Francisco García y Pedro Verdejo habían pasado las Navidades en Higueruela y se incorporaban de nuevo a su trabajo en Ibiza, llevándose con ellos a su hermano y cuñado para que trabajaran en la construcción aproximadamente hasta el mes de mayo. Pues eran años donde el turismo cobraba fuerza y se comenzaban a construir multitud de hoteles y apartamentos en la pequeña isla del archipiélago balear.
Los cuatro vecinos albaceteños dejaron Elche en busca de trabajo temporal, pero trabajo bien pagado para aquella época al fin y al cabo.
              COMO FUE EL ACCIDENTE
      Las primeras noticias fueron muy confusas. A primeras horas de la tarde se tuvieron las primeras noticias del accidente, si bien eran muy confusas y, en ocasiones contradictorias.
     Primero se dijo que el avión había caído al mar, al oeste de la isla de Ibiza, entre San Antonio Abad y el islote rocosa de Cunillera  e, incluso se llegó a confundir la isla de Cunillera con la Conejera, situada mucho más al este de Ibiza, al sur de Mallorca y al norte de Cabrera.
     Tampoco se supo en los primeros momentos si el accidente sobrevino antes o después de que el avión hubiera tomado tierra en Ibiza.
     Finalmente  quedó  establecido que éste tuvo lugar minutos antes de que el aparato rindiera fin de su viaje en el sentido Madrid - Valencia - Ibiza, con el número de vuelo IB-602. El viaje de regreso lo debería haber iniciado a las 13,10 con el número de vuelo IB-601.
     La compañía Iberia facilitó de forma paulatina información sobre el desastre en cuanto  obraron en su poder datos concretos y así se identificó  la tripulación del avión siniestrado sólo un par de horas después de sucedido el desastre.
La tripulación del Caravelle estaba compuesta por
Comandante:
José Luis Ballester Sepúlveda.
Copiloto: 
Jesús Montesinos Sánchez.
Mecánico: 
Vicente Rodríguez Mesa.
Azafata: 
Pilar Merino López Baeza.
Azafata: 
Pilar Miravet Martín.
Auxiliar de vuelo:
Manuel Fernández Cuesta.
     La lista de pasajeros no se dio a conocer a última hora de la tarde por la Compañía, pero si se comento que dieciocho de los pasajeros habían iniciado el viaje en Madrid y los ochenta restantes habían abordado el avión en Valencia.

       Dantesca escena en el lugar de la catástrofe.

        Juan Ribas, que habitaba en una casa cercana al lugar del accidente, manifestó que vio volar el avión muy bajo, en la niebla reinante y que luego oyó una tremenda explosión.
       Se acercó al lugar y pudo ver una dantesca escena, en la que, en un área de dos kilómetros de radio, se confundían los restos del avión con los cadáveres de las víctimas.
       El Sr. Ribas regresó inmediatamente a San José, la vecina localidad y avisó a la Guardia Civil. La Benemérita inició de inmediato el oportuno despliegue para rescatar a los posibles supervivientes. Por desgracia, al regresar al lugar pudieron comprobar que no había auxilio que prestar.
      El montículo con el que chocó el avión, tiene por el lado oeste una pendiente prácticamente de 90 grados. De la violencia de la colisión puede dar idea de que numerosos restos de la tragedia cayeron al otro lado de la pared que dicho montículo representaba.
           
     A las cinco y media de la tarde llegó a Ibiza, procedente de Madrid, el presidente del consejo de Administración de Iberia Jesús Romero Gorria, acompañado por un grupo de técnicos de la empresa.
     Los directivos y técnicos de Iberia, inmediatamente de llegar al aeropuerto ibicenco, se encaminaron al lugar del accidente con las autoridades locales.
     Por otra parte en Madrid se  reunió el Consejo de Administración de Iberia, para estudiar las medidas pertinentes con relación al luctuoso suceso.
    La Compañía Iberia  facilitó a la prensa  la siguiente nota:
       Iberia lamenta comunicar que en el día de hoy el avión matrícula EC/ATV tipo Caravelle VI/R de 94 plazas que realizaba la línea IM-602, en su trayecto Valencia-Ibiza despegó del aeropuerto de Valencia a las 12,00 horas de la mañana hora local de acuerdo con el horario previsto.
      El comandante mantuvo las comunicaciones normales con los aeropuertos de Valencia e Ibiza hasta, las 12,15 horas, es decir, diez minutos antes de la llegada estimada a este último aeropuerto, perdió el contacto por radio con el avión la torre de control del aeropuerto de Ibiza que decretó la situación de alarma.
      El avión ha sido localizado en el  Monte de Atalaya del término municipal de San José (Ibiza a quince kilómetros aproximadamente del aeropuerto de Ibiza, sin que fuera hallado ningún superviviente.
       Hasta el momento se desconocen las causas del accidente.
      Por las autoridades aeronáuticas y por Iberia se han  iniciado las oportunas investigaciones para determinar las causas del siniestro.
  IBERIA DA UNA RELACIÓN  PROVISIONAL DE LOS 89 ADULTOS Y 9 NIÑOS  MUERTOS EN EL ACCIDENTE.
ANTONIO ANDRÉS.
MARIA VERDERA

JUAN CASTELL
JOSEFA VIDAL
JOSÉ CASTELL
RAMÓN CARRASCO
JUAN LÓPEZ
DIEGO LÓPEZ
JUAN VENDRELL
PEDRO FERNÁNDEZ.
JOSÉ LUIS GARCÍA CRESPO
MARIA TERESA HERNÁNDEZ
MARIA TERESA GARCÍA HERNÁNDEZ
FRANCISCO JIMÉNEZ
FRANCISCO JOSÉ JIMÉNEZ
MARIA SALUD ALIAGA
VICENTE GINER
ADELA COPOVI
FRANCISCO GARCÍA CANTOS
JUAN MORENO CUENCA
PEDRO VERDEJO
ANTONIO VERDEJO

MANUEL MADRID
JOSÉ LUIS GARRIDO
JUAN MANUEL DE LA FUENTE
JUAN GARCÍA 
JOSÉ HABA
ANICETO PARDO
MARCOS QUESADA
JUAN FERNÁNDEZ
JOAQUÍN LÁZARO
JOSÉ MARIA MOLINA
MARIA GARCÍA NAVARRO.
MOLINO
JUAN MICO
JUAN MARTÍNEZ HARO
JOSÉ MILÁN
JOSÉ MARTÍNEZ
FRANCISCO MON
JOSÉ LUIS CAPDEVILA
SANTIAGO AYEN
ANTONIO RUIZ
SR. PULLOL RIERA
CAMACHO
SONIA PUJOL
JESÚS PÉREZ BALLESTERO
JOSÉ CALERO MORCILLO.
MIGUEL BLANCO PÉREZ.
JOSÉ BALLESTERO MARTÍNEZ.
PEDRO MARTÍNEZ ALMANSA.
MIGUEL REQUENA
JESÚS ARROYO
MARIA LÓPEZ
JUAN SILVESTRE
RAMÓN REQUENA
VICENTE J. FERRI
RICARDO HUGUET
VICENTE RICHART
LUIS RICHART
MIGUEL RICHART
JOSEFA TOLEDO DE RICHART
SALVADOR SERRA
VILAR VALERA NOEDA
MANUEL YAGÜE
MARTA YAGÜE
ROSA YAGÜE
MARTA SOLERA
JOSÉ F. MARTÍNEZ
ISIDRO CAMARASA
FRANCISCO GODOY ROMERA
ROQUE RUIZ
DOLORES ALCAÑIZ
JOSÉ ASENSIO
MAGDALENA BUENO
JOSÉ JESUARDO
JOSÉ PICO
RAFAEL MERENCIANO
HIPÓLITA LEAL
LÓPEZ RUIZ
LUIS PERIAL GARCÍA
ANTONIO LAGUNA
JOSÉ CALZOR
ANTONIO TORRES
JOSÉ LUIS AMIGO
MIGUEL TUR ROIG
TRINI DE FIGUEROA
RAFAEL LÓPEZ NARVÁEZ
BERTA SÁNCHEZ DE TERÁN
JEFF D. DESSAK
ALMUDENA LUNA
SEÑORA DE LUNA
MIGUEL LUNA
MÓNICA LUNA
SEÑORITA CABRERIZO 
DIETER FRICKER CASTEL
VICENTE GINER
           ESPELUZNANTE ASPECTO DEL LUGAR DEL ACCIDENTE
        La zona en que se estrelló el avión reactor de Iberia tipo Caravelle que cubría el trayecto Valencia Ibiza, ofrecía una aspecto realmente espeluznante, ya que los restos de los cadáveres de pasajeros y tripulaciones cubrían  por lo menos un kilómetro de radio, lo que da una idea de la violencia del impacto contra la zona denominada "Rocas Altas" enclavada en la montaña "La Atalayasa" de 400 metros de altura. en el término municipal de San Jose (Ibiza).
       Se da la circunstancia sin embargo, de que el avión no se encontró fragmentado en trozos muy pequeños, ni se incendió al chocar contra el terreno.
       El comandante de la nave siniestrada llevaba siete mil horas de vuelo, y el segundo piloto era recién casado y su esposa estaba esperando un hijo. El mecánico estaba casado y era padre de dos hijos.
             LA ULTIMA LLAMADA DEL COMANDANTE DEL AVIÓN
        Según informaciones recogidas en círculos allegados al aeropuerto de Ibiza, la última llamada efectuada por la tripulación del avión siniestrado fue realizada a las doce y cuarto. La tripulación pidió permiso para descender a 5500 pies de altura. Sobrevolaba en ese momento la isla Conejera. El piloto dijo "preparad una cerveza que ya estamos", la torre de control dio el permiso para descender y se cree  que el aparato se encontró con la montaña, seguramente debido a un error del altímetro.
        El aparato no chocó de proa, ya que esta parte es la que se encontró  mejor conservada. Sin embargo la cola y el centro estaban totalmente destrozados. Se supone que el piloto al observar la presencia del obstáculo intentó elevarse de nuevo.
       Entre el personal del aeropuerto se comentó que precisamente esa zona de la isla era la única que en aquellos momentos tenía poca visibilidad.
ENTIERRO DE LAS 104 VICTIMAS.
IBIZA Día 8.(Crónica de periódico nacional)
        A las nueve y cinco de esta noche finalizó el funeral de "corpore insepulto" oficiado  por las 104 víctimas del accidente aéreo ocurrido ayer en esta isla. Ofició el obispo auxiliar de Ibiza Monseñor Teodoro Úbeda, que concelebró la ceremonia con otros siete sacerdotes, uno de ellos llegó de Villarrobledo (Albacete), acompañando a una muchacha de 16 años que ha perdido en el accidente a  sus padres y dos hermanos.
       Presidieron el ministro del Aire, el gobernando civil de Baleares, el director general de Empresas y Actividades turísticas, subsecretario de Aviación Civil, Capitán General de la III Región Aérea, Presidente del Consejo de Administración de Iberia y todas las autoridades insulares.
        A las cinco menos cuarto de la tarde fueron llegando a la iglesia de San José los familiares de las víctimas oriundas de Valencia y venidos a la isla en tres aviones especiales de Iberia y a las cinco y cuarto empezaron a ser trasladados los féretros desde el lugar del accidente a la iglesia de San José.
       Se dio la circunstancia que en Ibiza solo había cuarenta cajas mortuorias y se esperaba la llegada de las sesenta y cuatro restantes de Barcelona, pero en esta capital hubo dificultades para el embarque y transporte de dichas cajas mortuorias, las cuales, finalmente, llegaron al aeropuerto de Ibiza sobre las cinco de la tarde y al lugar del siniestro sobre las seis. Estas circunstancias obligaron a retrasar extraordinariamente la celebración del funeral y el sepelio de las víctimas, fijado en principio para las cuatro y media de la tarde.
        El funeral dio comienzo a las 8,30 horas de la tarde. A la llegada de cada uno de los féretros se produjeron conmovedoras escenas de dolor. Figuraban numerosísimas coronas.
         Es de destacar la incansable labor  de las Fuerzas del Ejercito, Guardia Civil, Policía Armada y Cruz Roja, en el rescate de los restos de las víctimas. Igualmente el obispo auxiliar de Ibiza, estuvo durante el día de hoy personalmente recuperando restos humanos.
         Cuarenta de las víctimas del accidente aéreo han podido ser identificadas, no por los restos humanos, sino por los haberse encontrado documentación en las ropas que se hallaban dispersas por el monte.
El sepelio de las víctimas se efectuó sobre la media noche y no fue en San José, sino en el cementerio nuevo de Ibiza que aun estaba por bendecir e inaugurar y que esta misma noche fue bendecido por el obispo auxiliar. Las 104 víctimas no cabían ni en el cementerio actual de Ibiza ni tampoco en el de San José.
LUTO EN VILLARROBLEDO POR EL ACCIDENTE AÉREO.
         Una familia de cuatro miembros y  seis jóvenes trabajadores de la ciudad albacetense de Villarrobledo han muerto en la catástrofe. Trabajaban en el ramo de la construcción y la mayoría de ellos se reincorporaban después de las vacaciones navideñas.
         Entre las diez víctimas del pueblo de esta catástrofe  figuraba la familia compuesta por Vicente Richart Ruiz de 54 años, su esposa Josefa Toledo de 49 años y sus dos hijos Miguel y Luis de 21 y 15 años respectivamente. El cabeza de familia regresaba a su trabajo en la construcción, llevándose a sus dos hijos, para los que había logrado colocación, y a su esposa que iba a atender la casa.
         Esta familia disponía de pasajes para el vuelo del día 5, pero por tener que hacer la matanza, los habían cambiado para el día de la tragedia.
         De la familia han quedado dos hijas, que viven en Villarrobledo de 18 y 16 años.
         Las otras víctimas son 6 jóvenes trabajadores, también empleados en la construcción. Algunos de ellos habían estado trabajando en Suiza y habían decidido ir a Ibiza, en razón de mejoras salariales, y la mayoría regresaban después de pasar con sus familias las vacaciones navideñas.
         Han perecido en el accidente Juan Martínez Haro de 20 años; Jesús Pérez Ballestero, de 24; José Calero Morcillo, de24; Miguel Blanco Pérez, de 25; José Ballesteros Martínez, de 19 y Pedro Martínez Almansa, de 24 Todos ellos solteros.
         Había otro grupo de jóvenes trabajadores que se iban a desplazar a Ibiza, y que no encontraron pasaje para ese día.
         La noticia de la tragedia se conoció en Villarrobledo sobre las diez de la noche del mismo día 7. Era la propia compañía aérea la que se puso en contacto con los familiares de las víctimas, para trasladarles a Ibiza y asistir a su inhumación.
         Sobre la una de la madrugada llego a la ciudad un autobús de la compañía para recoger y trasladar a los familiares a Barajas y desde allí, por vía aérea realizar el viaje a Ibiza.

 El avión del modelo Caravelle, que cubría una línea regular  era conocido por El Morteret, entre los picos Rocas Altas y la Atalaya de San José, muy cerca del aeropuerto de Ibiza se estrelló. No hubo ni un solo superviviente.

 

De las 104 víctimas, 80 embarcaron en el aeropuerto de Valencia,  27 de ellas eran residentes en Algemesí y cuatro en Alicante.

La compañía Iberia expuso a la prensa la siguiente nota:

“Iberia lamenta comunicar que en el día de hoy el avión matrícula EC/ATV tipo Caravelle VI/R de 94 plazas que realizaba la línea IM-602, en su trayecto Valencia-Ibiza despegó del aeropuerto de Valencia a las 12,00 horas de la mañana hora local de acuerdo con el horario previsto.

 El comandante mantuvo las comunicaciones normales con los aeropuertos de Valencia e Ibiza hasta, las 12,15 horas, es decir, diez minutos antes de la llegada estimada a este último aeropuerto, perdió el contacto por radio con el avión la torre de control del aeropuerto de Ibiza que decretó la situación de alarma. El avión ha sido localizado en el Monte de Atalaya del término municipal de San José (Ibiza) a quince kilómetros aproximadamente del aeropuerto de Ibiza, sin que fuera hallado ningún superviviente. Hasta el momento se desconocen las causas del accidente. Por las autoridades aeronáuticas y por Iberia se han iniciado las oportunas investigaciones para determinar las causas del siniestro.”
La tripulación del Caravelle estaba compuesta por :
Comandante: José Luis Ballester Sepúlveda.
Copiloto: Jesús Montesinos Sánchez.
Mecánico: Vicente Rodríguez Mesa.
Azafata: Pilar Merino López Baeza.
Azafata: Pilar Miravet Martín.
Auxiliar de vuelo: Manuel Fernández Cuesta.


Los soldados del Regimiento Teruel de Ibiza fueron los encargados de tener que recoger los numerosos cadáveres cortados por la mitad, a la altura del cinturón de seguridad, que allí aparecían.

Muchos son los testigos que afirman haber vivido todo tipo de fenómenos extraños en la zona del accidente. Uno de los testimonios más impactantes es el de Maria Luisa Álvarez, que junto a tres amigos más fue de acampada hace ya 20 años a la que fue zona del accidente.
Relata Maria Luisa que con las tiendas ya montadas y estando dentro de éstas pues la temperatura no invitaba a estar fuera, sobre las 11,30 de la noche mientras charlaban animadamente alrededor del quinqué eléctrico que tenían, comenzaron a escuchar unos gritos de dolor desgarradores de muchísima gente a la vez.

Presos del pánico, mientras su amiga y ella se quedan dentro de la tienda, los dos chicos que las acompañaban salieron para comprobar qué o quién había fuera. Fue entonces cuando los gritos dejaron de escucharse. Al meterse los dos amigos dentro de la tienda otra vez, los gritos regresaron de nuevo con más intensidad coincidiendo con que la luz del quinqué iba bajando poco a poco de intensidad hasta llegar a apagarse.
La noche se hizo eterna para estos cuatro amigos que a la mañana siguiente salieron de allí como alma que lleva el diablo para no regresar nunca jamás.
¿Qué eran aquellos gritos desgarradores? ¿Eran tal vez los gritos de todos aquellos que allí dejaron sus vidas debido al fatal accidente allí producido?


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