Sumido
en un estado profundo de embriaguez,
arremetió contra ella.
Primero la asió del cuello, y cuando mi madre
suplicaba entre sollozos que la dejara, que la iba a matar, la soltó.
Pero acto seguido y cuando mi madre aún
respiraba con gran dificultad, le propinó una serie de puñetazos en el rostro
para luego continuar pegando patadas con el empeine de su pierna derecha en su
costado, como si de un balón de fútbol se tratase.
Desde esa noche siento escalofríos, no puedo entender cómo
puede hacerlo eso a la persona con la que decidió sellar su amor.
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